miércoles, 4 de julio de 2007

Cosas de la infancia (y de la veintena)

Madre mía cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando me quedaba horas viendo la televisión... ¡Espera! ¡Fue ayer! No, no, es broma. Ahora sólo la critico entre anuncio y anuncio (y veo Factor X).
Con un bocadillo entre mis manos y una bolsa de gominolas anhelantes, los dibujos animados más fabulosos jamás creados desfilaban ante mis ojos de niña. Sacando la vena cualquier-tiempo-pasado-fue-mejor diré en tono abuelita: “Ya no se hacen series como las de antes”. ¿Acaso se podrán repetir tramas tan divertidas como las de Los Diminutos? ¿Veis a los niños de ahora disfrutando de los Osos Amorosos o de Mi pequeño Pony? ¿Quien no recuerda la melodía de David el Gnomo? ¿Y la de Dragones y Mazmorras?
Yo todavía hoy me imagino a mis defensas y virus como los personajes de Érase una vez... el cuerpo humano, y cuando hablo de la obra de Dumas, se me escapa el Dartacán. Todavía tengo ganas de probar una gummibaya y cada vez que veo un koala le llamo Mofli. Reconozco que durante años estuve locamente enamorada de Sherlock Holmes, versión canina (¿será por eso que siempre he querido tener perro?) y que jamás me perdía una capítulo de Los Masters del Universo (¿me atraerían ya los hombres musulosos?). Mi moreno de vez en cuando busca en mi barriga una señal de ser una osita amorosa y con mi amiga del alma hemos quedado en cuando nos llegue la hora (dentro de cien años por lo menos) lo haremos cogidas de la mano y nos convertiremos en un árbol como David el Gnomo.

Y todo esto para decir... que aunque no era mi serie favorita, retornaremos a la más tierna infancia para ver Transformers el viernes.

Me eztoy pogtando muy bien esta semana paga que mi mogeno me compe palomitas y chuchegías.

Para nostálgicos... Inicio una serie de videos, sintonías y letras para que nos sintamos mayores (pero jóvenes de espíritu). Los primeros no podían ser otros:

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