viernes, 30 de noviembre de 2007

Constipado

Una gotita se desliza por mi labio superior desde la nariz.

Snif.

El orgullo de mamá

¡HOY HA HECHO CACA EN EL PARQUE!!!!!!

¡VIVA OTTO!

¡Y AYER... PIPI... TRES VECES!!!!

¡TRES HURRAS POR OTTO!!!!

(Mi vida da un poco de pena... pero en esos momentos soy tan feliz...)

"No es más feliz quien más tiene. Sino el que más cacas y pises hace en la calle"

martes, 27 de noviembre de 2007

Un pozo sin fondo

Estoy inmersa en un maremagnun de cacas, pises, paseos en balde, grandes broncas y miradas de pena.

No tengo tiempo pa ná.
Bueno sí: para recoger cacas y pises.

¿A qué me tienes envidia?

martes, 20 de noviembre de 2007

Un bebé feo o un perro muy mono

Una de dos. Así es Otto. Nuestro "bebé". Vale, asusta un poco llamarle así pero me hace gracia ver cómo le tiembla el ojo a mi moreno al escucharlo.

Fue antes de lo pensado... el parto se adelantó... Bueno, no. Realmente, la Campaña Properro fue corta y no necesite hacerle muchos favores sexuales al moreno para convencerle de que NECESITABAMOS un perrito.

Él eligió: bulldog francés y macho.
Él se encargaría de la partida lúdica y yo de las cacas y lo pises.

La realidad: los dos estamos sumergidos en cacas y pises, es imposible escapar a ellos.

Todavía no he descargado el book monográfico que le estoy haciendo a este monstruo que ahora ocupa una buena parte de nuestra vida, salón y corazón. Por esa razón no podeis verle todavía pero os hago una breve descripción:

Otto tiene tres meses y ya pesa 7 kilos.
Es como una croqueta.
Con una barriguita redondita y unas patas anchas.
Sus andares son como los de un niño de dos años, destartalados.
Tiene carita de pena y su nariz casi no se ve, como si alguien se la hubiera metido para dentro.
Sus ojos son fiel reflejo de sus pensamientos.
Es como un cerdito: ronca, y respira muy fuerte.
Se tira pedos y eructa (en eso ha salido ha su padre).
Le da tanta alegría vernos cuando llegamos que se pone tan nervioso que no sabe que hacer salvo darte tantos lametazos como de abasto su lengua.
Tiene muy pocos dientes y su boca parece la de un bebé o la de un anciano.
Se muere de miedo en la calle pero en cuanto ve a un niño se quiere ir a jugar con él.
Todavia no pilla el concepto de "bajar a la calle" pero ya hace pipi en unos papeles de la cocina.
Nunca ladra.
Ve la tv.
Y mira al infinito preguntándose ¿para qué estamos aquí?
La pregunta siempre se responde con una caca o un pis.
Es la alegría de la huerta.
Dura cinco minutos despierto. Juega y se duerme. Juega y se duerme.

Es una auténtica monada (y una fábrica de cacas y pises). Una cosa no quita la otra, claro.
Luego os lo presento.

Ah! Y es rubio.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Empieza la función GUAU GUAU

Desde que tuve conciencia hasta los 15 años, cada domingo, nada más levantarme de la cama, le pedía a mi madre que me comprara un perro. Cada domingo. Nunca fallé. Y por supuesto mi madre tampoco falló nunca: su respuesta siempre era un no rotundo, sin ninguna sombra de duda o esperanza. Mi padre también quería uno, pero en eso mi padre no pintaba nada. Hasta el verano de 1997. Ese año mi padre tras 10 o 12 años de lucha dominguera pro-perro, se le ocurrió sin saberlo la mejor idea para que por fin tuviéramos un perro: mi padre jamás había montado en avión por un miedo terrible a subirse a un supositorio gigante. Tras años veraneando por Europa en un coche sin aire acondicionado, mi madre y yo nos negamos a ir a Italia en ese medio. Si quería ver el Coliseo y demás, tendría que montarse en avión. Tal miedo tenía que se prometió a si mismo que si el avión no se caía... me compraba un perro. Y como mi madre no podía interferir en sus promesas se calló (aún sabiendo con más certeza que duda que en breve tendría un nuevo miembro en la familia). El avión despegó y aterrizó sin ningún problema y durante todo el viaje por Italia yo no podía dejar de pensar en el perro que tendría al volver: una bolita de pelo, que parecía un Ewook y pesaba 300 gr. Mi madre se enamoró de ella nada más verla y ahora son inseparables. Es como mi hermana. Nica es su nombre y ahora cual viajecita se paseaba por la casa como si fuera suya y se toma junto con mi madre sus pastillas para sus achaques.

Evidentemente, aunque la perrita es mía... ni se me ocurrió proponer llevármela más lejos que a dar un paseo por el Retiro. Así que sin perro me volví a quedar otra vez.

Con mi ex también adoptamos un perro... pero efectos secundarios de las separaciones, me volví a quedar sin él. Era muy grande, vivía en otra provincia, yo no sabía donde iba a vivir... Le echo de menos pero se quedó con su padre.

Y ahora... mi moreno es alérgico!!!!!
Bueno, sólo es alérgico a algunos perros, a otros no. Y gracias al cielo le encantan los perros. Por esa razón... hoy he decidido... empezar la CAMPAÑA DE CONVENCIMIENTO Y NECESIDAD VITAL DE CARLINO 2007.

Quiero un carlino porque es pequeño pero fuertote, es feucho pero muy mono. Ideal para un piso de 60 m2.
Todo el mundo me dice que estoy loca, que es una responsabilidad... Sé lo que es tener perro y se que merece la pena aunque tengas que limpiar cacas y sacarle a las 8 de la mañana los domingos.

Por lo que he visto en los criadores, la mayoría de las camadas nacerán en diciembre y como deben estar dos meses con sus mamis... Tengo hasta febrero para comerle la oreja a mi chico; convencerle de que tomar antihistáminos de por vida es saludable; de que lo voy a cuidar yo siempre; y de que jamás se comerá los cables de sus consolas.

Lo primero que haré será poner fotos de cachorros en la nevera.
Psicológicamente le atacaré mientras duerme.
También le prepararé sus platos de comida favoritos, cada vez que saque el tema de la adopción, para que tenga la boca llena y así evitar sus réplicas. Y después la barriga demasiada llena para discutir.

Espero que no me cueste demasiado porque... ¿quién se puede resistir a esos ojitos?


lunes, 5 de noviembre de 2007

Preguntas sin respuesta: ¿Por qué los hombres se quejan tanto?

De verdad que es una cosa que me tiene completamente fascinada. Os cuento.

Después de un mes y pico de convivencia con mi moreno puedo decir que, de momento, el término “compartir” las tareas no es una realidad y como era de esperar debemos usar más correctamente el término “ayudar”... si no...

... tengo algo mejor que hacer
... me duele algo
... estoy cansado
... tú lo haces mejor (esa me encanta)

Y que conste que no me estoy quejando. Eso es algo que algunas mujeres no sabemos lo que es. El experto en eso es mi moreno y por lo visto no es el único. Parece ser que los hombres se quejan más que las mujeres y por eso tienen menos problemas de nervios. ¡Lo que nos faltaba! En eso se nota que el mundo en general es machista porque si ellos se quejan es bueno. Hay que joderse.

En mi caso y en esta ocasión porque el tema lo pide, me quejo por vicio (o por salud según se mire) porque de momento, y porque aquí el morenazo acaba de dejar el abrigo de su mamma (otro capítulo aparte sería la de echar la culpa a esas madres de varones que les han hecho unos inútiles pasándonos la patata caliente a las nueras) estamos en la fase de la convivencia de “mira cariño esto se hace así... las sábanas no se cambian solas... si ves algo sucio lo limpias por favor...” todo un tono suave y melodioso, alejado de unas formas de mando y control que conseguirían el efecto contrario. Y de hecho, aún con palabras cándidas cargadas de paciencia, se rebelan y te sueltan cualquier bordería, sin ser conscientes de lo que ello conlleva: una bronca del ocho, media hora de miradas de odio por mi parte y ojitos de corderito por la suya. Y es que cuando no se lleva razón, no se lleva razón y punto. Y si te digo que hagas algo lo haces (eso solo lo digo aquí porque se que jamás lo podré decir hasta que tenga hijos claro y no me importe que me tengan manía).

Él lo intenta. Lo que pasa es que está muy mal acostumbrado. Nada más. Y su técnica es la de quejarse. Este fin de semana ha estado malo. Y por supuesto, se queja preposicionalmente: antes, durante y mediante. No ha hecho nada salvo estar jugando a la consola (lo entiendo, estaba malo y no soy una bruja), pero... la semana pasada yo también estuve mala y... cambié las sábanas, puse dos lavadoras, limpie el baño y la cocina y cocine para lo dos. ¿No hay algo que os choca, aparte de que soy boba? A mi personalmente es que lo de quedarme sentada con un ay ay qué malita estoy no me va por la hipocondría heredada: si estoy tan mal, es que debo estar muy mal y entonces me preocupo mucho porque me creo que me voy a morir. Y eso no mola nada.

Vale, vale... cada uno esta malo a su manera... pero en iguales circunstancias él siempre se queja más. Esta mañana sin ir mas lejos: esta madrugada a las 4 abrí el ojo y no hubo forma de cerrarlo hasta las 7, justo cuando sonaba el despertador del moreno. Al irse a despedir y comentarle yo lo mal que había dormido, él rápidamente cual anciana me dijo que él también. Yo haciendo un alarde, le dije que no tan mal como yo puesto que llevaba desde las cuatro despierta. A lo que él se atrevió a decir que él también lo estaba. ¡Ja! Él a las cuatro, a las cinco y a las seis dormía cual ceporro.
Pues adivinad quién está más cansado, no puede con su alma y en cuanto llegue, se acuesta.

A mi me empieza a entrar hipocondría reflejada y empiezo a pensar que le pasa algo chungo, pero eso sí, él el médico... ni pisarlo. Y eso que sería un caso la mar de curioso ya que siempre está cansado salvo para meterse una hora en el gimnasio y levantar pesas de 100 kilos. Yo si fuera él me lo haría mirar, la verdad.