lunes, 30 de marzo de 2009

Ikeando

El sábado estuvimos en Ikea. Y cada vez que voy, me pregunto que hubiera sido de mi vida (decorativa) sin esa gran superficie azul y amarilla. Puede que todos tengamos la misma torre para cedés Benno, pero ¡qué más da! La frase “eres tan especial como el resto”, en Ikea es un mantra.

Fuimos por una mesa cuadrada. Al final nos llevamos una mesa redonda.

El moreno pasa con cara de miedo por la sección de mobiliario infantil y yo le tomo el pelo al acariciar con mi mejilla unas sábanas de cuna de cuyo nombre es imposible acordarse. De la sección el moreno sale con la mirada llena de miedo después de ver a siete parejas, todas ellas con unas tripas enormes (en el caso de ellas por embarazo, en el caso de ellos por cerveza).

Nos intentamos calmar con el café más malo y más sueco del mundo, pero eso sí, por 50 céntimos.

Me siento atraída (como siempre) por la bolsa de 100 velitas por 3 euros, pero el moreno me distrae. Intento coger una planta de verdad, en forma de arbolito muy mono, pero el moreno me logra convencer que la mataré y que aunque no llore, es una pena matar a ese ser vivo que no tiene ninguna culpa de que yo sea tan mala jardinera.

Inevitablemente (mal que le pese al moreno), como siempre pasa, sales de ikea con algunos extras: cosas que por coloristas e innecesarias en tu vida, son imprescindibles por tan baratas. Ahí que te vas a tu piso tan contenta con tus cinco cojines a 1 euro, tus diez paquetes de servilletas a 0.50 euros y tu reloj de pares por 2,95. Que quizás tu sillón parece un muestrario de cojines, puede; y que en el súper las servilletas insulsamente blancas son más baratas, puede; y que con el reloj del microondas, de la radio y de la termomix ya son suficientes, puede.

Pero te vas tan contenta pensando que los chollos son lo tuyo, mientras te comes un perrito caliente que parece de plástico pero que cuesta 50 céntimos!!!!

El enfado del moreno se le pasó al estar tan entretenido montando toda la tarde las dos sillas, la mesa y la torre (Benno por supuesto) que compramos. 

jueves, 26 de marzo de 2009

Cosas de vivir con un ingeniero: segunda parte

El otro día el moreno que anda metido en un momento de estudio incesante de los algoritmos genéticos intentó con toda su santa paciencia explicarme una "cosa" que había hecho en el ordenador: 

"Mira, esto que aparece aquí (señalando la pantalla) lo he hecho yo"

"Ajá" (Era como un entramado de cuadraditos blancos y negros, como el tejido de pata de gallo, vamos).

"Muestra la evolución de unos y ceros"

"Ajá" (Insisto: cuadraditos blancos y negros).

"Vamos a ver... cada cuadradito es un individuo que influye en los que tiene a cada lado. De forma aleatoria evolucionan pero influyen en los que tienen a su lado".

"Ah! Porque son sus hijos ¿no?"

"Bueno... eh... no exactamente. Son como... son... ¡ceros y unos! ¡individuos!"

"Ya pero ¿por qué influyen si no son familia o creadores de tendencia?"

"¡Por qué es evolución! Evolucionan unas veces de una forma y otras de otra. ¿Lo entiendes?"

"Claro!, porque son sus hijos y cada uno te sale de una forma".


¡Qué fácil es la inteligencia artificial!

Y que bonita (a ver si vuelve a estar de moda que tengo un abrigo monísimo)

miércoles, 25 de marzo de 2009

Hablar por hablar

A veces una anda quejándose de que trabajar a veces no siempre enriquece (no todos los oficios son como Gallina Blanca) y que si unas cosas que si otras, blablabla, y te gustas y te vicias en tus propias miserias laborales. 

Y entonces llamas a una persona que justamente en ese momento no te puede atender porque está operando. 

Y entonces en ese momento te quedas muda, te sientes pequeña, miras a tu alrededor y empeizas a plantearte que el trabajo que haces... pues sinceramente, no tiene tanta importancia, ni repercusión, ni sirve de mucho, ni... vaya! que es una caca en comparación! 

Pero una sigue quejándose porque la vida es así, aunque unos estén salvando vidas y otros perdiéndolas. 

martes, 24 de marzo de 2009

Huele a esto

Hoy no he podido no sonreir al ver los pequeños y gordos pies descalzos de un pequeñajo que iba cómodamente sentado en su sillita de paseo, que se reía de un gato naranja que miraba curioso con la cabeza torcida a una mariposa que revoloteaba alredededor de una erguida amapola.

Señores, ya llegó la primavera. 

lunes, 23 de marzo de 2009

Esas pequeñas alegrías

Los lunes siempre son duros, y para mi Garfield siempre ha sido un filósofo al reafirmarlo, pero lo son más cuando has pasado cuatro días vagueando: paseos con el can, paseos con el moreno, cine, comidas, más cine, más comida... Pero los lunes siempre llegan. Una y otra vez, cada principio de semana, quieras o no. 

Pero porque los pequeños detalles hacen que la vida merezca la pena, hoy justo cuando llegaba al andén ha llegado un metro completamente vacío. Parecía cosa de magia. Todos los asientes vacíos. Podría haberme cambiado de sitio en cada estación, pero no he querido ser extravagante. 

(Seguro que es para compensar que mañana hay huelga de metro). 

miércoles, 18 de marzo de 2009

Un reflexión

Estoy cansada de ser mayor, de que todo sea tan díficil o directamente no sea. Cansada de no parar de oir la palabra crisis cada vez que se abre un periódico o se enciende la televisión. Cansada de que parezca que el soñar es imposible en este mundo, porque la realidad es que el miedo por hacer las cosas que nos hacen feliz nos supera. ¿Quién es feliz realmente? Ya se que la felicidad es un estado transitorio, es inviable ser feliz siempre pero ¿tan poco? Luego oyes que la gente que vive en África es mucho más feliz que nosotros. No lo creo. Yo añoro los años en que mi mayor problema era de matemáticas. Aunque reconozco que muchas veces he sufrido mucho (más de lo necesario, seguro) porque la mala gente también ha sido pequeña. Y quien es así lo sigue siendo. Me considero una buena persona: pago mis impuestos, mi alquiler mensualmente, intento ayudar a quien está cerca, dejo mi sitio a las ancianas y embarazadas en el metro, llamo a mis amigos, recojo las cacas de mi perro, no molesto a mis vecinos... Y sin embargo parece que el mundo no está hecho para quienes hacen las cosas bien. ¿Para que merece la pena portarse política y socialmente correctamente? De repente un día te das cuenta que los que te rodean a veces no son así y te las llevas dobladas. ¿Y todavía te sorprendes? La vida es así. En realidad vivimos en comunidad, todos bien juntitos, y luego cada uno va a lo suyo, a sus intereses. Es la oda al egoismo. Y si sólo fuera eso... Pero no, también es la de la envidia, la del "si me jodo yo, tú también", la del "a mi me la suda"... Luego todos damos caridad a los niños que se mueren de hambre y es muy fácil ser amables en determinadas circunstancias, pero ¿y el resto del año qué? Todos vamos por la vida que nos han impuesto cerrando los ojos cuando las cosas nos dan miedo como si eso nos fuera a salvar de algo, cuando en realidad solo hace que nos tropecemos más. Quizás más que cansada, me siento enojada y derrotada. La vida en realidad con sus millones de cosas buenas, se ve ensombrecida por dos, tres, cuatro cosas malas pero... tan básicas que joden. De pequeño te dicen que de mayor seas una buena persona, que des las gracias, que no des patadas, que empatices con la gente, que estudies lo que te hace feliz... ¿Por qué parece que cuando te haces mayor ya no vale eso? Cuando eres mayor ya puedes putear a los que tienes cerca, no hace falta que pagues, no puedes hacer lo que quieres sino lo que tienes que hacer que es trabajar (si tienes esa suerte), tener muchas deudas para que estés bien agarrado y tener hijos para que les digas que deben ser buenas personas, que den las gracias, que no den patadas... Quienes me conocen saben que de forma habitual soy alegre, de naturaleza optimista, algo hipondriaca, pero en general de talante feliz. El problema surge cuando me pregunto para qué sirve ser así y empiezo a envidiar a quienes son fríos, cortantes y bordes. A veces es que hablo demasiado, doy más explicaciones de las necesarias, como ahora, que simplemente debería decir que estoy cabreada y punto.

martes, 17 de marzo de 2009

Piensa en verde


Feliz día de San Patricio a todos!!!!!!!

Siempre me ha llamado mucho la atención que en EEUU se tiñan (literal) de verde para la celebración de este día. Casualidades de la vida, hoy voy vestida de verde y he estado mirando cactus. 

Esta noche sacaremos el irlandés que todos llevamos dentro, y el moreno y yo beberemos una cerveza (bueno, yo cocacola para que engañaros) y hablaremos en inglés (que con el acentazo que tenemos pasamos por irlandeses seguro). Gritaremos un poco y veremos The Quiet Man

Ale! Todos a beber cerveza y a partir de ahí buscad tréboles de cuatro hojas y duendes al final del arco iris. 

lunes, 9 de marzo de 2009

Podemos pero ¿queremos?

Periodista, cocinera, limpiadora, planchadora, economista, cuidadora, psicóloga, enfermera, secretaria, amante, encargada de la logística, recadera, asesora de imagen... Tantas cosas y todas se resumen en una: mujer. 

Feliz Día y No-Día Internacional de la Mujer para todas.

El pisito

Uf, qué ajetreo de días con esto de la mudanza. Han sido los cuatro días más intensos, más emocionantes a la vez que asquerosos de mi vida.  

Jueves:
A las 8 venía el de la ebanisteria (Aniceto) a colocar el mueble de la cocina. A las 10, el técnico del teléfono. Algo más tarde,  a limpiar.  Luego a pintar una habitación. Y después a terminar de "encajar". Las discusiones con el moreno se encadenan una detrás de otra. Estas son las cosas que como pareja te hacen más fuerte. Mir y Far fueron tan amables de llevarnos en un coche que parecía el camarote de los hermanos Marx versión hogar para adelantar algunas cosas.

Viernes:
A las 9 llegaron tres hombres que sabían perfectamente lo que hacían. El moreno también y con la excusa de "voy a llevar al perro a casa de tu madre", me dejó sola dando indicaciones a los de la mudanza que me adoraron por tenerlo todo en cajas, y me odiaron después por tener que subir tres pisos con todas ellas. Vi en sus caras que, con tanta caja con el rótulo de "Libros", me odiaron por cultureta. Tardaron lo suyo y yo mientras venga abrir cajas, una detrás de otra: ropa, libros, menaje de cocina, dvds, cds... Aquello no acababa nunca!!!!! El moreno seguía pintando la habitación, en pijama y con las formas de no haber pintado en su vida. 

Sábado:
Nos faltan librerías!!!!! En un alarde de valor nos fuimos a ikea por la mañana. Nos llevaban las compras por la tarde. Una vez montadas (reconozco que pagamos porque ya no podíamos con nuestra alma) a sacar más cajas. 

Domingo: 
Mientras yo colocaba la cocina (otra vez jugando al tetris), el moreno se iba con su tío a recoger las cosas frágiles que dejamos. Y yo mi ropa (olvidada, que casualidad, por los de la mudanza, ¿venganza?). Mi padre que es bendito y santo me trajo de vuelta y de paso ya que pasas por aquí, colgó el mueble del baño. Por la tarde seguimos sacando cajas y colocando. Luego volvimos a la anterior casa para ver al casero antiguo y defender lo bien que hemos tratado todo para que nos devuelva lo que es nuestro.

Sobra decir que las últimas cuatro noches, no dormimos, nos desmayamos. 
Con todo, todavía quedan dos cajas, colgar cuadros y barras de cortinas, colocar el fregadero y el lavavajillas, olvidar esta experiencia de nuevo, sentarnos en el sofá y flipar con el morado de las paredes de nuestro nuevo salón. 

Definitivamente necesito vacaciones. Las mudanzas son como los partos, tu memoria se obliga a olvidar lo mal que lo pasas, para así repetir en el futuro. Sino el mundo ya se habría extinguido así como las empresas de mudanzas.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Mudando la piel

Lo bueno del estrés de la mudanza es que tengo la casa repleta de lo mejor que ha creado el hombre para calmar los nervios: 

Papel de burbujas

lunes, 2 de marzo de 2009

De mudanza: 1ª o 2ª parte (ya ni me acuerdo)

En una mañana, la vida casi entera de dos personas se metió en 25 cajas. 25 cajas colocadas como el tetris (pero que ni haciendo línea las malditas desaparecen) en un piso de 40 metros cuadrados. Un piso pequeño, algo cutre e intacto, vivido pero con  cuidado, con una única tara por un momento de locura perrura. Un piso cuyo casero burócrata cree que es un palacio y que tiene que ver vacío para devolvernos los dos meses de fianza que le dimos en un principio sin rechistar y en cuanto lo pidió, a saber cuando. Con la de historias espeluznantes que se oyen de gentuza que se mete en pisos de alquiler y se van de rositas, y nosotros, los arrendatarios perfectos (que he limpiado hasta la nevera por detras!!!!) citando palabras del casero burócrata cuando todavía no sabía que nos íbamos, vamos a tener que pelearnos por esos dos meses. Dos meses de fianza que son un huevo. Dos meses de fianza que nos vendrían fenomenal para el nuevo piso, que hay que limpiar, colocar un lavavajillas con algo de esfuerzo (económico y de fontanería), mudar y recolocar. Un piso que está mejor y es mucho más barato pero que tiene detalles para arreglar. Que hay que arreglar con poco dinero, poco tiempo y mucha impaciencia y algunos nervios mezclados con remordimientos. Remordimientos pq no les hemos contado a los nuevos caseros que tenemos un can y no sabemos cómo lo encajaran. Y yo haciéndome la sueca y la insomne. La insomne porque con todo esto me ha dado por no dormir. No duermo y estoy que me caigo. Y por si algo podía mejorar: me viene la regla. Yupi!

Recordatorio para mi misma: buscar la forma de sólo tener posesiones que quepan en una caja, para la próxima vez. 
2º recordatorio para mi misma: ¿Próxima vez? Nunca jamás! Y si no hay más remedio, lo dono todo a la beneficiencia y a empezar de cero. Lo juro.