jueves, 22 de octubre de 2009

El pedido

El otro día nos confundieron un poco el pedido del supermercado. Prácticamente llego todo salvo un par de bolsas que se debieron de colar y aparecieron por equivocación en mi casa. Tras la sorpresa y comprobación si de "lo mío" faltaba algo, miré a ambos lados de la cocina y puesto que nadie reclamó pasados los prudentes 2 minutos, me lo quedé todo. Y fue como si hubiera encontrado un tesoro. Un tesoro de congelados. La verdad es que nosotros, aunque al princpio de la convivencia vivíamos por y para La Sirena, con el tiempo nos hemos vuelto unos "frescos". Por esa razón que ahora nos lleguen "del cielo" manjares congelados, esas exquisitas delicias cocinadas para el más vago, me encantaron. Y no es que fueran "pato a la naranja" o "paletilla de cordero", era mejor: todo rebozado! No hay más remedio que comerse esas crujientes y doradas empanadillas de bonito, esos san jacobos que parecen construcciones de un lego culinario... Ummmm. Todo frito y/rebozado. Fue como encontrar una bolsa de chucherías tras el cojín del sofá: están asquerosas pero da tanta alegría que te las comes. La verdad es que quien las compró, que debe estar preguntándose si fue real o lo soñó, no cuidaba mucho su dieta, tenía poco tiempo o las dos. Ademaś era un poco rácano porque no eran de la mejor calidad. Hombre, si al menos compras guarradas para comer, vete a lo mejor, digo yo. Nosotros te lo agredeceríamos para siguientes ocasiones y despistes.

Que cosa más mona


Me parece que es de las mejores cosas de la vida. Bueno, de mi vida porque habrá a quien no le haga tanta ilusión como a mi que de un huevo salgan dos yemas, pero algo habrá que pareciendo pequeñito, insignificante, una chorrada vamos, a ti te haga tan tan feliz... como una perdiz pregunta interior: ¿de verdad la perdices lo son? ¿quién llegó a esa conclusión tan poco científica?). Es una sensación interior maravillosa, cuando sin esperarlo pasa algo bueno, pero chiquitito. No me refiero a que te toque la lotería, que eso es evidente que 1) es poco probable 2) estarías loco sino te alegraras. En mi caso, si me tocará sería una doble alegría ya que nunca compro ninguna clase de boleto de la suerte o de la fortuna. Yo me refiero a la alegría que te invade, como si volvieras a tener cinco años, cuando te encuentras dos euros (ya no hablamos si es un billete de 5 euros, hay me desbordo) olvidados en un abrigo de la temporada pasada. Guau! Q subidón! Quizás es que yo soy de alegría fácil, como de risa, que por mi culpa el moreno se cree tan gracioso que si le sale mal lo del doctorado, ya está pensando en hacer una gira de pueblo en pueblo contando chistes.

PD: No es una foto trucada. Sino no tendría gracia.

domingo, 18 de octubre de 2009

Notas sobre hoy

Porque esto es un diario. Porque siempre me ha gustado rellenar cuestionarios. Porque me ha inspirado. Porque sí.

Fuera de mi ventana: un solazo y las fachadas de un colegio público y una residencia de ancianos. En un vistazo veo pasado y futuro.
Estoy pensando: en la cantidad de tareas que tengo que hacer para el doctorado. En ocasiones me producen insomnio e hiperventilación. Uf, uf...
De los lugares donde aprendemos: volver a la universidad y ver que el café sigue igual de malo y que las latas han subido: 1,20!!!!!
Me siento agradecida por: poder volver a estudiar.
Desde la cocina: el sonido del lavavajillas nuevo (por fin!!) y el de la tetera haciendo chup, chup.
QUe llevo puesto: por increible que parezca, un pantalón de chándal!
Estoy leyendo: De todo. Mirar lo que nos mira, El orden del discurso, El advenimiento de la sociedad postindustrial... y antes de dormir cuentos de Katherine Mansfield.
Lo que espero: ser feliz (hay es ná!)
Estoy creando: un montón de ideas para mis trabajos de investigación y un montón de broches, collares y pulseras para quien se atreva a comprármelas o yo a regalárselas por navidad.
Estoy escuchando: Bach, comparto estudio con el moreno y le ha tocado elegir a él.
Por toda la casa: juguetes de Otto.
Una de mis cosas favoritas: ordenar mi agenda.
Algunos planes para el fin de semana: cine, cine, cine!
Una foto para compartir: mi escritorio ordenado, que da gusto verlo. Ahora no es así y me da una rabia...

martes, 13 de octubre de 2009

La extraña visita

El pasado domingo cuando fuimos a sacar la basura de su cubo, oímos una pequeña voz que nos gritaba desde el fondo. Yo tuve miedo y fue el moreno quien se atrevió a mirar. Su reacción me provocó más miedo. "Mira, mira lo que hay ahí", me dijo con cara de horror. Con cuidado me acerqué y antes de mirar, puede percibir un olor espantoso. No sabría describir lo que vi. Si era un plátano o una berenjena parlanchina, pero de lo que estoy segura es que llevaba ahí tanto tiempo (el suficiente) para aprender a hablar. Menos mal que no llegó a aprender a andar o nos hubiera dado un susto de muerte una de estas noches. Le preguntamos, entre arcadas, qué hacía allí, con esa pinta y olor, y nos dijo que no sabía, pero que estaba harta de la soledad y que prefería que la llevaramos a otro sitio más amigable que el fondo del cubo de la basura. Decidir quien iba a sacarlo fue lo más complicado, ya que el moreno que es muy sensible a la textura y el olor creyó que no podría hacer el esfuerzo, pero tras una discusión y un "piedra, papel, tijera, largarto, Spock", gané yo. Y entró en marcha el SLI, Servicio de LImpieza Inmediata, desplegando todo su dispositivo. El moreno quitándose la camiseta (una buena costumbree para mi vista, he de decir) se enfundo los guantes de goma y la mascarilla antipolvo, antiolores, antitó. De nuevo parecía un trabajador de un cartel de Colombia (empiezo a pensar que en el fondo lo de la limpieza le mola). Tras hacer una postura de mentalización al más puro estilo manga y hacer su grito de guerra: "¡¡¡SERVICIO DE LIMPIEZA INMEDIATA!!!!"; metió la mano y con gritos desgarradores por parte de los tres (el plátano-berenjena, el moreno y yo), metió a nuestro nuevo amigo en la bolsa de basura. Tras el grito histérico de "¡¡¡¡QUITAMELO, QUITAMELO!!!!" me hizo intervenir para quitarle el guante que había tocado al extraño visitante, un guante que le acompañaría en su viaje, un guante del que nunca más sabremos nada. Tras una limpieza en profundidad de la zona donde habitaba el asqueroso ser, donde el moreno comprobó que no deben mezclarse lejía, Tenn baño y amoniaco, el cubo y la bañera quedaron tan limpias que se podía comer sopa en ellas; y el moreno con un colocón digno de un cartel colombiano.

sábado, 10 de octubre de 2009

Empieza el cole: Reunión de acercamiento

Volver a la universidad tiene su encanto y ya sabía yo que en algún momento esto de parecer más joven me iba a venir fenomenal. A mi la verdad es que este detalle me da igual, incluso prefiero que se me vea algo mayor, que para algo han pasado los años, pero al moreno le tiene obsesionado. El otro día volvió contentísimo de su primer día de cole porque, entre otras cosas buenas, le habian dicho que parecía más joven. Recién salido de la licenciatura. A mi eso no se si me alegra o me deprime. ¿Parecemos poco maduros? ¿Parecemos poco cultivados? En fin serafín. En mi primer encuentro con algunos "colegas" (uf, no se si me acostumbraré a estos términos predoctorales) me di cuenta de tres cosas: 1) que había una señora mayor, y con mayor quiero decir más de 60 años. Ole por ella. 2) Que por cada chica hay cinco chicos. ¿No eramos nostras las que estudiabamos más? ¿Dónde nos metemos? 3) No se si estaré a la altura de las circunstancias. Bueno, en realidad tengo mucha confianza en mis capacidades pero siempre que me junto en grupos así tengo la sensación de ser la joven frívola. Durante un curso de escritura creativa donde todos escribian sobre cosas profundas, hablaban de metáforas y metaliteratura, yo me dedicaba a escribir alegres y divertidos relatos, con los que la gente se reía mucho. Eso si, la gente encontraba trasfondos donde no los había. Y eso no se si es bueno o no. No se si podré ser una estudiosa de algo, con humor. La gente parece muy seria y formal. ¡Y yo mientras ensayando portes de Fama con el moreno! Creo que voy a tener que cambiar radicalmente. Fumaré puritos y siempre llevaré boina. Aunque así quizás parezca no más lista sino más boba, con la tos crónica y la urticaria por la lana producida por este calor.

jueves, 8 de octubre de 2009

Pringo siempre

Yo no se cómo lo hace. Siempre que me pongo chunga (en este caso por aquella maravilla de ser mujer y demás chorradas), el moreno empatiza y también se pone chungo. Y lo que empezó como unos mocos, se convierte en un "ay que malito estoy". Casualmente esta mañana cuando yo me retorcía de dolor en la cama y Otto nos miraba fijamente para recibir su paseo matutino, el moreno se gira y me dice con voz mucosa: "zi le bajas tug te lo agadecería, a veg si me voy a poneg peog". Aggggghhhh. Nunca lo baja y para un día al mes que puedo aprovecharme... zas! constipado que le parió. Y encima la semana que viene estaré yo constipada. Definitivamente, soy una pringada.

lunes, 5 de octubre de 2009

Zafarrancho!!!

Aunque nuestro hogar no es igualitario del todo (como casi todos) y con eso de "qué bien cocinas" o "tú lo haces mejor", al final la rubia hace más cosas en la casa que el moreno, que se escaquea como quiere. Pero ahora sin la excusa del trabajo, nuestro hogar se ha dado la vuelta y para no perder tiempo ninguno o menos cada uno, las tareas se reparten, guste o no guste. Con otto no podemos contar porque aunque el tío es listo, no da para más, con "trae la pelota" y "vete a dormir" ya está más que "cultivado" intelectualmente para ser un perro. El moreno puesto que no cocina porque "tú lo haces tan bien" y casi mejor que no venga a la compra (no me deja comprar nada sin hacer una comparativa de precios antes), es el sumo sacerdote del polvo, limpieza y aspirado. Claro que el pobre es alérgico. Pero creyendo que eso iba a servir de excusa, no se libró ya que utilizando mis tácticas femeninas compré unas maravillosas mascarillas que lo mismo sirven para el polvo que si nos pegan la gripe A. La imagen es graciosa: el moreno con su mascarilla y en calzoncillos pasando el aspirador. No se si parece un trabajador de un cartel colombiano o Freddy Mercury en el videoclip aquel que salía disfrazado de mujer. Claro que al moreno le falta el bigotillo y la peluca. ¿Se dejará un día disfrazar?

viernes, 2 de octubre de 2009

Tirándome de los pelos

He sido infiel. Por primera vez en mucho tiempo. Hacía ya unos cinco años que no cambiaba de hombre y... no he podido evitarlo. Pero el moreno lo sabe, y quizás también sea infiel con él. No os asustéis; estoy hablando de un peluquero. Cansada de ir a una peluquería en pleno barrio de Salamanca donde cada vez que iba me sacaban una parte de riñón y te hacían toda clase de tejemanejes para sacarte otra tajada, cambié de "estilista" (como les gusta a ellos autollamarse). Con esto de la crisis y porque no hay que olvidar que aunque se quiera estar mona, una está en paro, sumado a las recomendaciones de mi amiga del alma, me marché con "otro" para que me cortara mi melena. Bueno, melena no, la verdad porque, aunque los hombres de mi vida insistan en que debería dejarme el pelo largo alguna vez, yo insisto cortándomelo cada día más corto. Por llevar la contraria y porque encontré el corte perfecto. Cómodo y perfecto. Tardo cinco minutos en arreglarlo (o menos) y así paso a otra cosa mariposa. De inspiración sesentera, según mi moreno estoy igualita que ella y porque no decirlo, ¡me encanta! Lo del pelo largo se lo dejo al moreno si tanto le gusta. Basta ya de esclavismos peludos! El pelo corto mola! Eso sí, en invierno se me van a congelar las ideas.

jueves, 1 de octubre de 2009

Cosas de madres

Todas las mujeres llevamos una madre dentro. Cuando eres pequeño no lo sabes y por supuesto jamás pasaría por tu cabeza que tú pudieras repetir los pasos de tu madre. Pero te vas haciendo mayor y esa madre interior, florece. Y florece con fuerza, más dura que la propia. Empiezas siendo capaz de dar besos de madre, de esos que suenan mucho. Un MUAC en toda regla. Luego cocinas y compras como una madre: nada de chucherías que luego no comes, hoy pescado, come fruta que no comes nada... Y luego el caŕacter de madre. Un ejemplo. Cuando era jovencita y vivía con mis padres, jamás ponía el papel higiénico en su lugar. Siempre lo dejaba fuera de portarollos. No recuerdo cuántas veces mis amantísimos padres pudieron decir, gritarme, mandarme que lo pusiera en su sitio. Yo, como quien oye llover. Ahora soy yo la obsesionada con los rollos de papel. En el baño, como en el resto de la casa, todo tiene su lugar y si el moreno decide alterar su estado... Apaga y vámonos. Saco mi dedo de madre, ese que te atraviesa como un rayo, que te apunta ferozmente, que sin palabras, amenaza. Pero con quien más utilizo y entreno a la madre que llevo dentro, es con el perro. Los mentirosos adiestradores (incluyo al encantador de perros de la tele, de quien cada vez estoy más convencida que da peyote a los perros porque sino es imposible lo que hace) te dicen que a un perro no le debes gritar, que con un tono autoritario es suficiente. Mentira. A Otto le he hablado de todas las maneras posibles y nada es tan efectivo como un buen grito de madre. De esos que acojonan. Que Otto está pesado y no para de ladrar, un grito bien puesto que le agacha las orejas y se queda como una balsa. El moreno lo ha intentado pero todavía no le ha salido el padre que lleva dentro, por lo que cuando no se hace con el perro, me pide que saque a la madre. Y la verdad es que doy miedo. Luego me siento mal y hay veces que me asusto a mi misma, y el moreno y Otto me miran acojonados, bien calladitos, comiendo fruta y colocando el papel higiénico en su sitio.

Haciendo de las nuestras

La verdad es que esto de ser diletante es raro. Raro, raro, raro. Todo el mundo alucina de que el moreno y yo estemos en casa y nos dediquemos a hacer nuestras cosas. Es raro. En un mundo donde nunca se para y con la que está cayendo, nuestra situación provoca una mezcla entre asombro y envidia, entre pesimismo y comprensión. Porque es raro, eso no lo vamos a negar. Sin haber empezado las clases, y sin estar de vacaciones, nos encontramos en un limbo donde por primera vez no hay diferencia entre un domingo y un viernes. Y eso es muuuuuuy raro. Cómo estaremos educadas las personas (con responsabilidades y con más de 15 años) que nos sentimos extraños, como en cuerpos ajenos, como si estuviéramos haciendo algo que no debemos. Razón por la cual no vemos la hora de empezar a cultivar de nuevo nuestra mente y comenzar una fase de deberes y tareas, idas y venidas con horarios.

Menos mal que Otto, nuestro canino compañero de piso, pone algo de orden y rutina y a las ocho de la mañana todos estamos en pie, para que no se nos olvide que la realidad es más dura de lo que queremos hacer creer.