martes, 30 de septiembre de 2008

"Ghostbusters...tinonino...ninoninonino..."

Por fin pertenezco a una tribu urbana... ¡Soy una ringtoner!

¿Como no bailar al son de "Los Cazafantasmas" o "Pocoyo"?

Eso sí, no lo recomiendo: la de llamadas que se pierden...

Saturday Night Live

Sigo pensando que el mejor juego del mundo es “Las Películas”. ¿Acaso hay otro juego más barato y divertido? ¿En qué otro se puede hacer tanto el ridículo, comerte tanto la cabeza y sacarte de quicio mientras te partes de risa?

El sábado fue día de reunión de amigos (cada vez parecemos más una sitcom) y después que Martina (cómo se puede ser tan bonita) nos deleitara con un concierto monocántico (el moreno y yo estamos enganchadísimos ahora a la canción de las manitas) nos pusimos a ello.

Primero, un juego para intelectuales donde pude demostrar que mi inglés es... tanto o más irlandés que nunca: el Tabú en versión original (sin subtítulos). ¿Alguna vez has intentado explicar que es biodegradable en inglés sin poder decir las palabras clave? Definitivamente, me falta vocabulario. Menos mal que con la edad se bajan los niveles de vergüenza y aumentan los de recursos y desparpajo.

Segundo, “Las Películas”: Babylon, El Acorazado Potemkin, El Talento de Mr. Ripley... Ambos equipos íbamos a machete.

Desgraciadamente, Generación Robada nos jugo una mala pasada ya que nuestro compi fue incapaz de explicarse o nosotros de entenderle que lo de Dalí y los poemas iba por la Generación del 27.
Demasiado para las 2 de la mañana.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Caerse del guindo

Nadie como Linniers para ilustrar la sequía creativa.
(También aplicable a lo que pasa mientras busco un trabajo mejor).

jueves, 25 de septiembre de 2008

Toc toc

Todos tenemos algo “rarito”.
Todos somos un poco toc*.

A mi me gusta tender la ropa con las pinzas del mismo color que lo que estoy tendiendo. Rectifico. No me gusta. LO NECESITO. El problema es cuando no hay suficientes pinzas del color... Ay, que dolor a la vista. Entonces lo hago por "lo que mejor le va".

También trato de conjuntar mi ropa. Toda mi ropa. Siempre. Y si me cambio, me cambio de TODO.

No soporto las manchas en el suelo. Claro que imaginad que teniendo un perro guarrete y un suelo blanco, he tenido que asumir que limpio, lo que se dice limpio, no lo voy a tener nunca, salvo que le ponga a Otto gamuzas en los pies y una pajita para beber.

Los cojines del sofá tienen que estar ordenados: verde-naranja-verde-naranja.

Nadie puede leer mis revistas antes que yo. Sobre todo si van plastificadas.

El chucho también tiene sus manías: se espera a cruzar para hacer pipí en un árbol en concreto, sólo en el lateral derecho. Y cuando vuelve a casa se reboza en el felpudo justo antes de entrar.

El moreno se peina siempre, ya sea porque sale, se queda en casa, va al gimnasio o va a cenar en casa y dormir. A pesar de llevar el pelo corto, él se esmera y a veces se enfada porque no le ha quedado bien (¿cómo puede notar nada con esa breve extensión de pelo?).
E insiste en recolocar todo el lavavajillas. Aunque él lo llama optimizar, para mi que es un maniático.

Cada uno tenemos lo nuestro.
Quien este libre de manía que tire la primera piedra (pero limpia, colocada y de un color que vaya bien).




*Trastorno Obsesivo Compulsivo

martes, 23 de septiembre de 2008

Torpe

De sobra es sabido que lo mío no son las manualidades. Mis manos se me cambiaron de lugar (esa es otra historia) y desde entonces no las controlo igual.

Claro, que también lo mío son las ideas brillantes.

Hoy a las 7.30 de la mañana no se me ocurre otra cosa que ponerme a arreglar la suela de una bota. Para ello, tiro del pegamento Logtite (o como sea). Una operación sencilla. O eso parecía. No se cómo un chorro ha salido disparado contra mi, manchando cara, pecho y manos. Porque, no había aclarado que yo estas actividades las haga en ropa interior (¿cómo si no?).
Otra idea brillante: intentarlo quitar con agua.
Media hora intentando con agua, jabón, alcochol y exfoliante despegarme.
Nada.
Como Otto me empezaba a mirar con cara de "me hago pis", he decidido darme por vencida. Al fin y al cabo lo de la cara estaba prácticamente solucionado. Manos y canalillo podían esperar.

Cual fue mi sorpresa cuando al subir del parque y limpiar una mancha de un amor perruno con una toallita de bebé ¡se me ha quitado el pegamento!

Es que eso y la saliva de mamá quitan cualquier mancha inborrable.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Otoño en Madrid


El otoño este año ha venido lluvioso, y se agradece, aunque Otto no quiera andar y la ropa no se seque, los bajos de los pantalones se mojen y pongas los ojos achinados por la luz.

Lo mejor: LAS BOTAS DE AGUA!!!!!!!

Siempre me ha gustado el otoño porque siempre trae algo nuevo. O traía.
El año pasado me trajo a una casa nueva con nuevos “compañeros de piso”.
El anterior a una “happy comuna” llena de amigos.
Los anteriores... de todo un poco.

¿Y este?

El nuevo curso todavía no ha empezado para mi. Pero éste estoy decidida a hacer algo. Ya que el trabajo no me da la felicidad... La buscaré en otros sitios.
Tengo abiertos frentes por todos lados pero ¿qué hacer?

Por un lado, las cosas pendientes:

-El carné de conducir: necesario, pero caro y poco agradecido. Al fin y al cabo, no tendría coche, vivo en el centro y sería malo para mis nervios.
-El examen First de Cambridge: básico para cualquier trabajo, aunque no lo vayas a usar. El problema son las academias: no me gustan.
-Curso de francés o alemán: caprichoso, por si algún día al moreno le saliera un trabajo fuera o para viajar más tranquila.
-Pilates: vital, porque mi espalda va a empezar a hacer huelga.

Por otro, las cosas gustosas:

-El doctorado: echo de menos estudiar, aunque parezca increíble. Leer no es suficiente, quiero aprender.
-Curso de repostería: los postres se me resisten.
-Aprender a hacer calceta: siempre me ha llamado la atención....

Lo quiero hacer todo, pero... ¿por donde empezar?
O mejor aún ¿de donde sacar el dinero?

Está claro que todo cuesta, ya sea dinero o sudor. Pero esto último es lo de menos.
Con ganas y gusto...

-Seguiré montando en metro y autobús
-Demostraré mi nivel de inglés con cara y desparpajo
-Estudiaré idiomas con la Nintendo DS
-Me compraré un libro de “Pilates para dummies”
-Me compraré un libro de “Repostería para dummies”
-Me compraré un libro de “Calceta para dummies”

Más barato, imposible.
Septiembre traerá algo bueno, seguro.
Y si no... pues nada.

No me gusta ser mayor

Definitivamente no me gusta.
De pequeña creía que esto era otra cosa. Que sería de otra manera.
Seguramente mi cerebro haya distorsionado el recuerdo de cuales eran mis expectativas a la edad de 5, 10 o 15 años, pero seguramente no estaban orientadas hacia trabajar en labores alejadas de mi profesión-carrera (¿o estudié administración y no me di cuenta?).

Seguramente mis sueños se acercaban más a trabajar escribiendo novelas de éxito cual churros o escribiendo artículos de opinión en un periódico o incluso, dirigiendo una revista . Hay que joderse, como son los niños. La de pájaros que tenemos en la cabeza. Desgraciadamente, como todavía soy un poco infantil, todavía me creo que esto puede cambiar. Todavía creo en la magia (sino... ¿cómo me pueden explicar que los pelos no vuelvan a salir con la depilación láser?).

Se hace difícil mirar hacía delante y preguntar que es lo que esperamos ver.
Se me junta la impaciencia.
Que será, que será.

When I was just a little girl
I asked my mother, what will I be
Will I be pretty, will I be rich
Here's what she said to me.
Que Sera, Sera,
Whatever will be, will be
The future's not ours, to see
Que Sera, Sera
What will be, will be.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Dramatización

Escenario: En la noche de la semana pasada que cayó en Madrid el cielo sobre nuestra cabezas... Y al día siguiente la gran noticia era la puesta en marcha del acelerador de partículas de Ginebra.

Comienza la tormenta.

Rubia: (el ruido de los granizos contra la ventana la despierta sobresaltada). Ay, las ventanas, hay que cerrarlas.
Moreno: Grrrr..... Zzzzzz.... (como un tronco).
Rubia: ay, mierda (pisa un juguete de Otto). Ya está (vuelve a la cama).
Moreno: Mmmm... ¿Has cerrado mi cuarto?
Rubia: Pues no.
Moreno: Ya voy yo. Ay (pisa un juguete de Otto).
Rubia: (en la cama) Qué miedo no?
Moreno: (vuelve a la cama) Ya está.
Rubia (muy preocupada) Oye, cariño...
Moreno: (intentando volver a coger el sueño) dme...
Rubia: Esto... esto... no será por lo del acelerador ese no? ¿Y si éste es el fin del mundo?
Moreno: mmm... ¿qué hora es?
Rubia: Las 2 de la madrugada.
Moreno: No, todavía queda. Eso es a las 9 de la mañana.
Rubia: ah, vale, Ya me quedo más tranquila (se duerme).

Amor enlatado sin caducidad

Parece mentira pero ya llevamos un año viviendo juntos el moreno y yo. Parece que fue ayer cuando otra mudanza sobrevolaba Castelló. Cuando otra vez metía mi vida en cajas y empezaba otra aventura, sin pensar mucho en que me iba a vivir... ¡con un chico! (otra vez)... que conocía desde hacía... ¡seis meses! y que NUNCA había vivido sin la mirada atenta de sus padres.

Un año después puedo afirmar que no me equivoqué (uf, que alivio). La adaptación costó un poco pero, incluso con la llegada de un peludo, resultó buena. Hemos tenido (tenemos) discusiones como todo hijo de vecino: tira de la cadena, habré la ventana para ventilar la cama, pasa el aspirador, quita la música... Pero si hemos conseguido convivir y amarnos dos adultos (una pequeña y uno grande), un perro (pequeño pero fuerte), un centenar de libros, unas decenas de películas, toneladas de ropa y cinco ordenadores en un piso de 45 m2, creo que estamos preparados para todo.

La desesperación (y quiero pensar que el amor) por la búsqueda de otro piso de alquiler ha dado paso a la compra, que tiene su objetivo en la inminente bajada de precios. Algo bueno hay que verle a esta crisis (me da miedo! que se avecina? vino? sigue? cuándo se irá?)

Mientras tanto seguiremos apretujando al amor, a los invitados y los proyectos de futuro en esos pocos metros cuadrados.

Lo mejor va a ser la cara que se le va a poner al casero cuando le pidamos que nos baje el alquiler. Hay crisis señor, entiéndalo.

viernes, 5 de septiembre de 2008

La vida es una tómbola

114 millones de euros.

Demasiado.
¿Y si se dan 114 premios de un millón?
Así tendríamos más oportunidades y “algo es algo”.

El bote del Euromillón sigue aumentando porque todos estamos muy poco acertados. Esos numeritos caprichosos...

¿Por qué elegí un 7 en vez de un 9? ¿Y el 21 a que viene? ¡Si nunca me ha gustado!
El 22 porque me gustan los patos. El 17 porque es el número de veces que puedo hacer el pino con los codos. El 32 porque es el número de baldosas del baño.

En nuestro caso la elección es aleatoria, al azar... 6 euros a la semana por una vida solucionada.

No quisiera vender la piel del oso antes de cazarlo pero...

Lo primero que haría sería... creérmelo.
Lo segundo encontrar un pisazo enfrente del retiro, en la calle Alfonso XVIII, 200 metros cuadros, terraza, cocina inmensa (siempre soñe con tener un sofá dentro).
Lo tercero, vivir donde estoy (seguiría odiando las mudanzas), mientras hacen obra, me ponen unos baños de la leche, una cocina hipermegachupimoderna...
Lo cuarto, muebles de diseño. Lo que se me antoje. Nada de Ikea por supuesto. Estoy harta de tener la misma casa que todos. Deberían utilizar el slogan de "eres único, como todos los demás".
Lo quinto, regalos para todos! Podéis ir diciéndomelo...
Lo sexto, buscar ongs para donativos. Acción directa. Nada de intermediarios.
Lo séptimo... viajar, montar una librería-cafetería, comprar ropa...

Y luego qué.

Quizás no es bueno poder tener todo lo que queremos de golpe y porrazo.

...

Bah! Claro que sí! Dádmelo numeritos míos y os lo demostraré.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Entrevistas

Una anda inmersa en esto de cambiar de curro, de intentarlo sin desesperar aunque a veces no me sale.

Y me salen gotas de los ojos, maldiciones de la boca y pensamientos de “me voy a quedar así pá siempre” de la cabeza.

La alegría que me provoca el recibir una llamada para interesarse por mi, es sólo comparable a la que se siente al comerte un flash de fresa un caluroso día de verano.

Pero la alegría pronto deja paso al nerviosismo, de ahí al pánico y de ahí... al dolor de estómago y a la desesperación.

Vas a la entrevista, te vistes bien (aunque yo siempre lo hago, ja!) sobre todo para que no se te vean los tatuajes, pones tu cara más profesional y te vendes. Te vendes lo mejor que puedes, lo mejor que has hecho en tu vida lo cuentas (excepto lo de ese dibujo tan bonito que tú madre colgó de la nevera cuando tenías 5 años).

¡ATENCIÓN! NO ENCONTRARÁ NADA MEJOR. DE LA MEJOR CALIDAD, ESTUDIADA Y CON EXPERIENCIA, JOVEN Y LISTA, POR POCO DINERO OIGAN, UNA GANGA!

Es el mercado de la carne laboral. ¿Me elegirán? ¿No? ¿Por qué no? ¿Cuántos habrá como yo? ¿En qué habré fallado? ¿Habré dicho algo mal, demasiado bien? ¿En qué me diferencio de los otros? ¿Qué tienen que yo no tenga? ¿Qué hacen? ¿Qué no hacen?

¿Cómo hacerles entender que yo soy la persona indicada?
Qué luego hay mucho loco/a!!

De momento, espero ahora las llamadas de teléfono como si fuera a llamar el novio.

Menos mal que no se me olvidó ponerle perejil a mi San Pancracio.