Vale, ya pasó. De hecho ahora que me fijo... nada es tan terrible. De hecho, no era mi intención parecer triste como a muchos de vosotros os pareció, simplemente practicaba el deporte del quejido. Del ay, ay... que malita estoy y que poquito me quejo. Como hicieran Harry y Sally en una escena de su encuentro.
Recuperada (y eso que es martes) afronto la semana con ganas. De hecho ayer lunes estaba supercontenta y no podía parar de hacerle tonterias chiripitiflauticas al moreno, que empieza a pensar que estoy loca, pero también sabe que se enamoró de mi por eso.
El finde a pesar de no ser muy productivo (nos salimos del cine, que fiasco) me alegró.
Y parece que la vida cuando la ves o te la planteas con otro ánimo, mejora.
A Otto le quité el pañal y aunque todavía se le escapa, hemos conseguido superar su enfermedad mental (sería un digno caso para Oliver Sacks) de sólo hacer pis en el parque y hemos podido cambiar el triple recorrido diario por las calles cercanas.
Además inspirada por César Millán, el encantador de perros, le estoy educando y la cosa no va nada mal. Ya viene cuando se lo digo, a veces me trae la pelota y va pegadito a mi por la calle. Es muy muy rico ¿os lo he dicho? Si algún día recargo la batería de mi cámara, prometo colgar otras foto de Otto (que ya pesa 9 kilos!!!).
Además mi alegría es mayor porque ya tenemos billetes y hotel para nuestro viaje de aniversario (dios mío, un año que rápido y que agustito). Nos vamos a Munich en Marzo!!!!!!! Tacho los días pq quiero que llegue ya.
A M, informarla de que voy muy lenta con el libro porque sólo lo leo por la noche antes de dormir (dado su tamaño, no es para llevar en el bus, desgraciadamente). Pero no me importa, pq veo que así me queda más para disfrutar. Como ella dice, hay que dosificarlo.
De momento nada más y nada menos.
Mi recomendación: se feliz cual perdiz y engánchate a Scrubs que es muy divertida.
Besos!!!!!
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