miércoles, 2 de enero de 2008

Idem


Sigo aquí, sin nada que hacer.


He limpiado mi mesa, tirado un millón de papeles (¡cómo pueden caber tantas cosas en estos cajones!) y hecho inventario.


En el primer cajón tengo:

- Basicos de oficina: goma, grapadora, grapas, clips, un brillo de labios, chicles, un imán de un oso amoroso (¿?), bálsamo de tigre, Redoxon C, Gelocatyl y un rodillo quitapelos.


En el segundo cajón tengo:

- Té, azúcar, un neceser con toda las cosas de mi vida en versión mini, galletas, after-eigth, chocolate negro 70%, una bola antiestrés con forma de moneda de un euro.


Encima de mi mesa tengo:


- Dos tazas llenas de bolis, una postal que pone ¿Piensas escapar?, una caja llena de violetas, cinco tacos de post-it, crema para manos Dove, un calendario de esos de pasar los días (madre mía, cuanto queda), folios y carpetas y una nariz de payaso.


En mi cabeza tengo:
- Un corte de pelo que está en la fase:
a) ¿me lo corto?
b) ¿me lo rapo?
c) ¿me corto la cabeza?
- Un bien conseguido dolor de cabeza.
- Un deseo irrefrenable de clavarme un boli bic en el ojo.
¡ME QUIERO IR A MI CASA! (1)
Snif, snif (2)
Bueno, en una hora me voy, se pongan como se pongan (¿quien? ¡SI NO HAY NADIE!) (3)
He pasado por todos los estados de la depresión oficinista:
(1) Ira
(2) Desolación
(3) Resignación
Deseo que vuestras vivas sean mucho más interesantes que la mía.

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