martes, 23 de septiembre de 2008

Torpe

De sobra es sabido que lo mío no son las manualidades. Mis manos se me cambiaron de lugar (esa es otra historia) y desde entonces no las controlo igual.

Claro, que también lo mío son las ideas brillantes.

Hoy a las 7.30 de la mañana no se me ocurre otra cosa que ponerme a arreglar la suela de una bota. Para ello, tiro del pegamento Logtite (o como sea). Una operación sencilla. O eso parecía. No se cómo un chorro ha salido disparado contra mi, manchando cara, pecho y manos. Porque, no había aclarado que yo estas actividades las haga en ropa interior (¿cómo si no?).
Otra idea brillante: intentarlo quitar con agua.
Media hora intentando con agua, jabón, alcochol y exfoliante despegarme.
Nada.
Como Otto me empezaba a mirar con cara de "me hago pis", he decidido darme por vencida. Al fin y al cabo lo de la cara estaba prácticamente solucionado. Manos y canalillo podían esperar.

Cual fue mi sorpresa cuando al subir del parque y limpiar una mancha de un amor perruno con una toallita de bebé ¡se me ha quitado el pegamento!

Es que eso y la saliva de mamá quitan cualquier mancha inborrable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Doy fé,ha ocurrido, tal cual...

Anónimo dijo...

no es por repetirme pero doy fe! por cierto miga. fe lleva acento? como dice la miren ahora. besos gilmorianos.