lunes, 15 de septiembre de 2008

Amor enlatado sin caducidad

Parece mentira pero ya llevamos un año viviendo juntos el moreno y yo. Parece que fue ayer cuando otra mudanza sobrevolaba Castelló. Cuando otra vez metía mi vida en cajas y empezaba otra aventura, sin pensar mucho en que me iba a vivir... ¡con un chico! (otra vez)... que conocía desde hacía... ¡seis meses! y que NUNCA había vivido sin la mirada atenta de sus padres.

Un año después puedo afirmar que no me equivoqué (uf, que alivio). La adaptación costó un poco pero, incluso con la llegada de un peludo, resultó buena. Hemos tenido (tenemos) discusiones como todo hijo de vecino: tira de la cadena, habré la ventana para ventilar la cama, pasa el aspirador, quita la música... Pero si hemos conseguido convivir y amarnos dos adultos (una pequeña y uno grande), un perro (pequeño pero fuerte), un centenar de libros, unas decenas de películas, toneladas de ropa y cinco ordenadores en un piso de 45 m2, creo que estamos preparados para todo.

La desesperación (y quiero pensar que el amor) por la búsqueda de otro piso de alquiler ha dado paso a la compra, que tiene su objetivo en la inminente bajada de precios. Algo bueno hay que verle a esta crisis (me da miedo! que se avecina? vino? sigue? cuándo se irá?)

Mientras tanto seguiremos apretujando al amor, a los invitados y los proyectos de futuro en esos pocos metros cuadrados.

Lo mejor va a ser la cara que se le va a poner al casero cuando le pidamos que nos baje el alquiler. Hay crisis señor, entiéndalo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿¿A dónde vais sin ordenadores?? jeje. Besitos