martes, 29 de diciembre de 2009

Mea culpa

Hoy he ido al dentista y no se qué tiene esa persona que me hace sentir como si tuviera 6 años. Nada más entrar en la consulta ya noto como empiezo a arrastrar las mangas del abrigo. Cuando me siento en el temible lugar y te enfoca con esa luz acusadora, noto como mis pies quedan holgados dentro de mis enormes zapatillas. Y cuando me pregunta cuando fui por última vez... la voz que sale es aguda y bajita. Me hace abrir la boca para que ya no cuente más mentiras, que los dientes son más sinceros y se lo chivan todo. "Tú comes muchos dulces, verdad?" Y tú con el aspirador dentro de la boca abierta respondes: "Gi, gi, ungos pogos...". Y te sientes fatal por el bombón de ayer. Y cuando trinunfal le dice a su ayudante: "Caries en pieza 34". Parece que se alegra y todo. Y sigue rebuscando y rebuscando. Y tú mientras con la boca abierta que no puedes ya con ella porque el aspirador no aspira, la saliva te colapsa y las zapatillas están a punto de salirse de tus pies. "Bueno, al final no tienes esto tan mal". Es que ¿por qué lo duda? "Pero recuerda cepillarte cada vez que comas, sobre todo tanto dulde ¿eh?" Sin tiempo para replicar, te regala un cepillo rosa de hello, kitty y te vas de allí con la boca con un sabor raro, 60 euros menos en el bolsillo y el recuerdo de que ser pequeño no mola nada.

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