miércoles, 11 de noviembre de 2009

Hipocondria

Siempre he sido así. Herencia en vida de mi padre que cuando llegaba a casa cuando yo era pequeña, lo habitual era oirle decir: "Me duele el brazo, ¿será un infarto?" o "me duele la cabeza, ¿será un tumor?". Y a esta cuestión quería llegar. Desde hace cinco días, todos los días me duele la cabeza. Y no puedo evitar pensar: ¿será un tumor? La hipocondría absurda que se había quedado apagadilla en el fondo de mi armario cuando me independicé, ha vuelto y con tantas ganas de dar por saco que no me deja ni dormir. Sería esta razón más que suficiente para pensar que esto es una pescadilla que se muerde la cola y que no duermo y me duele la cabeza y no duermo y me duele la cabeza. Quizás también tenga que ver con mi nuevo ritmo de estudiante ahora retomado y que a veces cuesta más de lo que pensaba. Horas y horas leyendo tochos (a veces muy aburridos) puede tener este desagradable efecto secundario. Pero ni con esas me autoconvenzo. Mi mente hipocondriaca, que además tiene voz de pito y me taladra, no hace mas que lanzar preguntas e hipótesis absurdas y muy pesimistas. No la soporto. El moreno, que para estas cosas no me sirve, pasa de mi y me dice que no es nada, como si me fuera a fiar de alguien que no se ha hecho un análisis de sangre en cinco años. Ja! Hay momentos en que asumo que "de algo hay que morir" pero entonces los pensamientos de muerte son demasiados para ser una neurótica graciosa para pasar a ser una loca que da miedo. Y entonces me parezco al Harry de "Cuando Harry encontró a Sally" que aterrado por la muerte lee la última página del libro que está leyendo por si acaso la diña no quedarse con la duda. Con la cantidad de libros que tengo entre manos, no me veo capacita de realizar tal esfuerzo y no morir en el intento (pero de aburrimiento). Y en esas estoy, entretenida e hipocondriaca, envidiando mi perro que vomitando todos los días, no se le ve atisbo de preocupación alguna y en mis pies anda roncando como un señor de 70 años. Me voy a tomar un gelocatyl a ver qué pasa.

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