La verdad es que esto de ser diletante es raro. Raro, raro, raro. Todo el mundo alucina de que el moreno y yo estemos en casa y nos dediquemos a hacer nuestras cosas. Es raro. En un mundo donde nunca se para y con la que está cayendo, nuestra situación provoca una mezcla entre asombro y envidia, entre pesimismo y comprensión. Porque es raro, eso no lo vamos a negar. Sin haber empezado las clases, y sin estar de vacaciones, nos encontramos en un limbo donde por primera vez no hay diferencia entre un domingo y un viernes. Y eso es muuuuuuy raro. Cómo estaremos educadas las personas (con responsabilidades y con más de 15 años) que nos sentimos extraños, como en cuerpos ajenos, como si estuviéramos haciendo algo que no debemos. Razón por la cual no vemos la hora de empezar a cultivar de nuevo nuestra mente y comenzar una fase de deberes y tareas, idas y venidas con horarios.
Menos mal que Otto, nuestro canino compañero de piso, pone algo de orden y rutina y a las ocho de la mañana todos estamos en pie, para que no se nos olvide que la realidad es más dura de lo que queremos hacer creer.
Cómo pasar una tarde entre amigos o Taller de Repostería en la Cocina de
las Maravillas
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Parece que merendar es de niños. ¡Pues no! Merendar es de todos los que les
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1 comentario:
pues me alegro muchísimo la verdad..que otto sea lo que te recuerda que la realidad es más dura es lo más! eso significa que eres libre y dueña de tu presente..
envidia de la sana y muy contenta por ti,
tuya
lovelloux
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