Uf, qué ajetreo de días con esto de la mudanza. Han sido los cuatro días más intensos, más emocionantes a la vez que asquerosos de mi vida.
Jueves:
A las 8 venía el de la ebanisteria (Aniceto) a colocar el mueble de la cocina. A las 10, el técnico del teléfono. Algo más tarde, a limpiar. Luego a pintar una habitación. Y después a terminar de "encajar". Las discusiones con el moreno se encadenan una detrás de otra. Estas son las cosas que como pareja te hacen más fuerte. Mir y Far fueron tan amables de llevarnos en un coche que parecía el camarote de los hermanos Marx versión hogar para adelantar algunas cosas.
Viernes:
A las 9 llegaron tres hombres que sabían perfectamente lo que hacían. El moreno también y con la excusa de "voy a llevar al perro a casa de tu madre", me dejó sola dando indicaciones a los de la mudanza que me adoraron por tenerlo todo en cajas, y me odiaron después por tener que subir tres pisos con todas ellas. Vi en sus caras que, con tanta caja con el rótulo de "Libros", me odiaron por cultureta. Tardaron lo suyo y yo mientras venga abrir cajas, una detrás de otra: ropa, libros, menaje de cocina, dvds, cds... Aquello no acababa nunca!!!!! El moreno seguía pintando la habitación, en pijama y con las formas de no haber pintado en su vida.
Sábado:
Nos faltan librerías!!!!! En un alarde de valor nos fuimos a ikea por la mañana. Nos llevaban las compras por la tarde. Una vez montadas (reconozco que pagamos porque ya no podíamos con nuestra alma) a sacar más cajas.
Domingo:
Mientras yo colocaba la cocina (otra vez jugando al tetris), el moreno se iba con su tío a recoger las cosas frágiles que dejamos. Y yo mi ropa (olvidada, que casualidad, por los de la mudanza, ¿venganza?). Mi padre que es bendito y santo me trajo de vuelta y de paso ya que pasas por aquí, colgó el mueble del baño. Por la tarde seguimos sacando cajas y colocando. Luego volvimos a la anterior casa para ver al casero antiguo y defender lo bien que hemos tratado todo para que nos devuelva lo que es nuestro.
Sobra decir que las últimas cuatro noches, no dormimos, nos desmayamos.
Con todo, todavía quedan dos cajas, colgar cuadros y barras de cortinas, colocar el fregadero y el lavavajillas, olvidar esta experiencia de nuevo, sentarnos en el sofá y flipar con el morado de las paredes de nuestro nuevo salón.
Definitivamente necesito vacaciones. Las mudanzas son como los partos, tu memoria se obliga a olvidar lo mal que lo pasas, para así repetir en el futuro. Sino el mundo ya se habría extinguido así como las empresas de mudanzas.
1 comentario:
Uf... me has dejado agotada...
HelenaMC
Publicar un comentario