114 millones de euros.
Demasiado.
¿Y si se dan 114 premios de un millón?
Así tendríamos más oportunidades y “algo es algo”.
El bote del Euromillón sigue aumentando porque todos estamos muy poco acertados. Esos numeritos caprichosos...
¿Por qué elegí un 7 en vez de un 9? ¿Y el 21 a que viene? ¡Si nunca me ha gustado!
El 22 porque me gustan los patos. El 17 porque es el número de veces que puedo hacer el pino con los codos. El 32 porque es el número de baldosas del baño.
En nuestro caso la elección es aleatoria, al azar... 6 euros a la semana por una vida solucionada.
No quisiera vender la piel del oso antes de cazarlo pero...
Lo primero que haría sería... creérmelo.
Lo segundo encontrar un pisazo enfrente del retiro, en la calle Alfonso XVIII, 200 metros cuadros, terraza, cocina inmensa (siempre soñe con tener un sofá dentro).
Lo tercero, vivir donde estoy (seguiría odiando las mudanzas), mientras hacen obra, me ponen unos baños de la leche, una cocina hipermegachupimoderna...
Lo cuarto, muebles de diseño. Lo que se me antoje. Nada de Ikea por supuesto. Estoy harta de tener la misma casa que todos. Deberían utilizar el slogan de "eres único, como todos los demás".
Lo quinto, regalos para todos! Podéis ir diciéndomelo...
Lo sexto, buscar ongs para donativos. Acción directa. Nada de intermediarios.
Lo séptimo... viajar, montar una librería-cafetería, comprar ropa...
Y luego qué.
Quizás no es bueno poder tener todo lo que queremos de golpe y porrazo.
...
Bah! Claro que sí! Dádmelo numeritos míos y os lo demostraré.