El moreno lleva dos días malos en casa, pero como si fueran diez. Tiene una rara enfermedad que no le permite hacer nada con las manos y sólo emite “ay, ay, que malo estoy, de esta no salgo”. En el resto de mortales se la conoce como constipado.
Ya puedo llegar yo, que después del trabajo he ido a la compra (lloviendo), para después llegar y sacar al perro (lloviendo) y preparar la cena, que quitar el lavavajillas o poner la mesa es un esfuerzo tan tan grande que su rara enfermedad no se lo permite.
Todo esto sirva para ilustrar de nuevo una duda sin respuestas que casi todas las mujeres tenemos en la cabeza y es: ¿cuánto cuesta cambiarse de sexo?
Su falta de actividad provocada por esa extraña enfermedad se la perdono un poco por aquel día que en un intento de ayudar (hace mucho mucho tiempo), tendió la ropa todavía sucia (y seca) que estaba en la lavadora pendiente de poner.
Y aunque a veces el moreno pueda parecer egoísta, en esta ocasión ha compartido los virus y yo también… achusss!!!!
¿Cógmo ngo queguerle?
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últ...
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