miércoles, 11 de abril de 2007

!La encontré!


Esta tarde he quedado con una amiga del instituto que creía que había perdido por el camino.

Nos perdimos la una de la otra sin peleas de por medio, sin zanjas... Simplemente crecimos. Y es que a veces cuando nos hacemos adultos pasan estas cosas. De repente, no tienes tiempo para quedar porque tu vida es complicada. Porque no tienes tiempo. Pero... ¿acaso una amistad pide tanto? Seamos sinceros... muchas veces por pereza, por vaga, por olvido.

Nosotras hemos tenido, desde que nos conocemos hace ya ¡diez años! varios encuentros.
Lo bueno, es que como nuestras separaciones no son traumáticas (como cuando lo dejas con un novio) la vuelta es muy fácil. Delante de un café, parece que hablamos donde lo dejamos, aunque hacía más de dos años que no la veía.

Es curioso esto de las amistades, de la gente que conoces, de la que acabas de conocer, de la que se convierte en desconocido, de los que no conoces y conocerás. Como hay gente que en cuestión de minutos sabes que serán amigos para siempre. Otros que en años de amistad no les terminas de conocer. Los que pasan de amigos a novios. De novios que pasan a amigos. De conocidos que contamos como amigos pero... los amigos de verdad se cuentan con los dedos de una mano.


R: ¡Hola! Qué tal estás? Te veo estupenda!

A: ¡Hola! Pues muy bien. Yo tambien te veo genial.

R: Pues es que como te iba contando...

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