viernes, 29 de enero de 2010

El sitio más maravilloso de la tierra

Es cierto que quizás no debería estar escribiendo esto y que debería estar haciendo alguna de las tantas cosas que quedan por hacer, pero de repente cuando el moreno y yo hemos planificado esta tarde-noche de viernes me he dado cuenta de que estamos fatal. En las últimas semanas o meses (ya ni me acuerdo) lo que más nos divierte en el mundo es ir al Lidl. Por si hubiera alguien que no lo conozca (y para quien sí me pueda dar la razón) es un lugar perfecto para decidir qué guarrería quieres cenar y encima barato no, baratísimo. La semana pasada pillamos una bolsa tamaño XXL de salchichas superXXL con las que el moreno flipó. Tuve que invitar a mis padres porque me dió miedo que el moreno muriera de una sobredosis salchichera, porque la verdad es que estaban buenísimas. También cayó en el carrito un pan congelado para hacer al horno con ajo y mantequilla, porque por mucho que insitiera mi moreno en que lo que llevaba era aceite (para no sentirse peor), llevaba unos trozos de mantequilla de aupa lerendio (como dirían por el norte). Delicioso. Gelatinas de fresa, ganchitos, paté de pavo... Todo lo que se nos antoja, al carro. Porque el viernes es el día del desfase y nosotros desfasamos así: como alemanes de cincuenta  años atrapados en la nieva bávara, comiendo, bebiendo cerveza y viendo películas malas, pero que nos hacen reir a carcajadas.
Quizás es urgente lo de socializar un poco no?

PD: Y para colmo, tienen unas bolsas de tela la mar de hermosas, que estoy intentando poner de moda como bolso (cuestan un euro) y que llevo a la facultad como chica a la última que soy. Quizás pueda demostrar algo sobre las fashion victims o quizás me tomen por loca. El caso es que me da igual. Yo soy superfeliz con ella.

jueves, 28 de enero de 2010

Me *&$"&%)(/%$·&& en los ordenadores

No escribía porque estaba hasta arriba de trabajos. Pero cómo la vida es así (o mejor dicho los ordenadores) yo, qué soy un poco obstusa con estas máquinas, le doy a reemplazar a la carpeta que no es y adiós trabajos. Mi vida está ahora en hace un mes. Lo bueno es que he descubierto que es posible viajar en el tiempo, aunque sea puteándote. Cuatro trabajos a la basura. Bueno, ni siquiera fueron a parar a la papelera, ya que eso hubiera tenido fácil solución. Tras 48 horas de tener el maldito (pero precioso) mac con un programa de recuperación de datos, nada. 48 horas que han sido de una tensión increible, mirando fijamente cómo avanzaba (a veces sí a veces no) la barra de estado del programa-que-no-sirve-para-nada. ¿Dónde están esos trabajos? Me los imagino flotando en ese mundo virtual tipo espacial, a la deriva... Con toda la tecnología que hay, con lo que ha podido hacer James Cameron con el 3D ¿no hay una maldita forma de recuperar cuatro mierdas de archivo word?????? La vida es así, supongo. "A todo el mundo le ha pasado alguna vez", me dicen, pero no consuela. Tras pasar por todas las fases: Negación (nonononononononono), Ira (SERÁS HIJ* DE PU**!!!!), Culpa (SERÁS BOBA!!!!!), Desesperación (PERO QUÉ HE HECHO!!!!!!), Depresión (Snif snif mucho snif), Ataque nervioso (JAJAJAJAJA)... ahora ya llegué al estado de ASÚMELO COÑO, que el tiempo pasa y no estamos para aguantar más estados. Me pongo a ello porque mi voz interior y conciencia a veces son como sargentos y es mejor hacer lo que dicen. De cualquier forma  (por favor Mr. Cameron si lee esto ponga a trabajar a esos chicos listos que tiene haciendo cine entretenido) quizás aparezcan algún día en el sitio donde también están los calcetines que se pierden en la lavadora, las pinzas que se caen al patio o las cosas del escritorio que se cuelan en los aparatos de aire acondicionado, como decía Millás. Quien sabe. Si alguien los encuentra que me llame.

sábado, 16 de enero de 2010

Un hombre en la cocina

Ahora el moreno, en su nueva faceta como hombre inpedendiente y feminista, se ha metido en la cocina para demostrar que es una habitación de la que no hay que tener miedo. Aburrido de comer pasta con tomate y vuelta-y-vuelta cada vez que no como (cocino) en casa, ha cogido a nuestro gran amigo (ya es como si fuera de mi familia) Jamie Oliver como profe de cocina y se ha puesto manos a la obra. Y no se trata de algo pasajero, lleva ya varios días haciendo comidas, incluso cenas. Y no cualquier cosa, sino platos con nombre propio como Pollo Strogonov, Rollo de carne, Atún con aliño... Todo muy rico y muy cómodo: yo mientras sentada en el sofá leyendo, aunque al principio requería de mi presencia, ahora sólo me pregunta sobre qué considero yo que es una pizca o un manojo de algo. Y es que es lo que pasa cuando un ingeniero se mete en la cocina, y empieza  a llamarlo su Laboratorio de Recetas, y cada vez que cocina tarda una o dos horas, se prepara una copa de vino (que al final son cinco) y se desespera cuando el orégano que tenemos es seco en vez de fresco como dice el recetario (la biblia). Y es que todavía no ha entendido que la cocina tiene más de arte que de ciencia exacta y que la improvisación forma parte del encanto. Lo peor de todo esto es que ahora a mi me toca quitar la mesa y meter los cacharros en nuestro paradigmático lavavajillas. Pero la verdad es que esto del homo novo es todo un descubrimiento, mola y lo recomiendo.

martes, 12 de enero de 2010

Calendarizándome

Quizás esto pueda servir para alguno de mis trabajos universitarios, aunque veo que mis temáticas y formas van a resultar poco académicas para esa pedantería universitaria que tanto nos mola y odiamos a partes iguales. Había decidido que no pero finalmente una agenda preciosa ha llegado a mi vida y otra vez estoy de mudanza de calendarios, listas y planes. Y reconozco que para mi es uno de los grandes placeres: escribir mi dirección por si se pierde, reescribir mis planes para esta semana, tachar nuevas listas... Y lo mejor: tiene pegatinas. Bien es cierto que después no las pongo nunca y una nueva agenda pegará empujones a esta para entrar en mi vida, organizada para practicamente nada, quizás más como diario de abordo que como guía vital. Pero a mi este momento de sentarme, escribir y rellenar los huecos me encanta! Luego, ya veremos lo que hacemos y lo que no.

sábado, 9 de enero de 2010

Procrastinar

Y digo yo ¿por qué siempre hago todo a deshora? Cuando ya no hay tiempo, en la mayoría de casos, es cuando reaccionamos. ¿Qué me pasa? Otra vez, con más años, con más experiencia... y nada. Otra vez me pilla el toro. Parece que me gusta el estrés, ponerme nerviosa, hacerlo todo deprisa y corriendo, con la lengua fuera. Y es verdad que a una le gusta tocarse los moratones y que se crece con la adversidad, pero... ¿había necesidad? Otra vez! Han pasado seis meses y quedan otros seis de este mi año-raro-para-estudiar y reconozco que otra vez he pasado más tiempo haciendo planes o sufriendo que disfrutando del presente. A ver si lo que queda lo enfocamos mejor, que parece que no aprendemos con lo mayores que somos. Es verdad que en este tiempo:
- He leído mucho (quizás debería haber leido más pero bueno...)
- He visto muchas películas y series
- He conocido a gente muy interesante con temas en común
- He dormido (más de lo habitual)
- He cocinado mucho
- He tomado buenas y malas decisiones
- He hecho cosas bonitas con mis manos
 A ver si el resto de planes e ideas las llevo a cabo en el resto de seis meses que quedan. Cruzo los dedos y me pongo a ello. En cuanto termine de escribir esto. Y revise el correo. Y el facebook. Y descongele la cena. Y baje a Otto. Y me prepare un té. Y...

domingo, 3 de enero de 2010

Anginas

Definitivamente lo de empezar bien el año, vamos a dejarlo para otra ocasión. Ya el 31 me dolía y no pude cantar ni las uvas ni a Alaska. Y el 1 no me pude ni levantar de la cama. Las anginas han llegado con fuerza para recordarme que si he vuelto al cole, a una juventud tardía, también han vuelto ellas con el kit completo de placas, fiebre y sudores fríos. Y por supuesto el sentido de culpabilidad. Con mi montaña de deberes (junto con una montaña para planchar) observándome con rencor, llevo tres días en pijama viendo tele: 2001, una odisea en el espacio, colegas en el bosque, papá canguro, flashdance, princesa por sorpresa, la proposición, la serie completa de men in trees, bob esponja en v.o (para ya ser friki del tó). Vino el médico y tras decirme lo que yo ya había visto al fondo de mi garganta, me recetó ibuprofeno y uno de esos modernos antibióticos de tres días. Pues bien, vamos por el segundo y yo lo veo todo peor, y ahora con dolor de estómago incluido. Además las pastillas son gigantes y si lo sumas al dolor al tragar, más mi neurosis de atragantarme con mi propio hipo, vamos apañados. El espectáculo es colosal. ¿Se habrá quedado ahí la pastilla? ¿Habrá pasado? Yo soy así de paranoica. Y el moreno tratando de llevar bien el ser homo novo a tiempo completo: hace la cama, la comida, saca al perro... Sin embargo, me siento mal. Mal en general y mal por mi estúpido sentido de la culpabilidad. Estos son los momentos cuando me acuerdo de los momentos de procrastinación. ¿Por qué perdí el tiempo cuando no me dolía nada? Aggghhh. A todos estos pensamientos se le suma mi hipocondria: ¿se me pasará? ¿me quedaré así para siempre? Ah! Y para el fin de fiesta, me viene la regla. Creo que empezaré el año un poco más adelante, con los chinos por ejemplo, a ver si se me da mejor ese calendario.