jueves, 30 de abril de 2009

... que hacen que la vida funcione

Estoy en ese punto de la vida que comprar una barra de pan de aceitunas me hace muy feliz, estúpidamente feliz. Y es que cada vez estoy más convencida que son esas pequeñas cosas las que hacen que la vida funcione. Entre noticia del paro y pensamiento negativo, yo me como un pedazo de tarta de cerezas, y la cosa mejora. Cuando llego a casa derrotada, cansada, malhumorada, y el can quiere bajar a la calle, y al moreno se le olvidó recoger la cocina y está toda empantanada, y mi cuenta corriente está tan vacía que da vértigo asomarse a ella y piensas un millón de cosas (todas malas por supuesto), surge la idea del moreno (que me ha visto la mirada abatida desde la entrada) de pedir sushi para cenar, y es como si me dijera que nos ha tocado un pellizco en la lotería. Así de tonta soy/estoy. Comprar galletas "piriquitas" y golosinas e ir al cine son quizás, el mayor de mis placeres. Igual que ver que mi revista favorita ya está en el quiosco. O reencontrarme con aquella camiseta de la temporada pasada que no recordaba tener y que te encanta. En mi caso, que soy un poco rarita, también me pone contenta comprar bragas y calcetines, quedar para tomar el aperitivo y descubrir que mi moreno ha pasado el aspirador por iniciativa propia. Dormir hasta las 9 un fin de semana es ya un subidón de alegría tal que a veces incluso me he mareado (eso me pasa por tener perro). Y ver que a tus amigos les gusta tu lasaña, otro placer. Que tu orquidea del amor (regalo de aniversario) todavía no ha muerto (recordad que no soy muy buena con las plantas y lo entenderéis). Que sales del trabajo y es de día. Que te sientas en el autobús. Descubrir que todavía hay cosas que te suben el ánimo en esos días bajos es ya la mayor de las alegrías y una buena excusa para disfrutar de todas ellas. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué razón tienes... por cierto, tu revista favorita?!

Rubia dijo...

Fotogramas siempre me hace ilusión ver la portada nada más salir, aunque reconozco que ya no me gusta tanto. Tb me pasa con Vanity Fair.

El éxtasis de la felicidad se produce cuando veo que han publicado un libro de alguno de mis escritores favoritos. Eso es un subidón!!