lunes, 13 de abril de 2009

Complots

Aunque no pueda demostrarlo porque no he realizado una investigación profunda acerca del tema, voy a lanzar al mundo un par de teorías conspirativas que estoy casi segura que estamos sufriendo. La primera está relaccionada con una nota de prensa que me llegó el otro día donde los otorrinolaringólogos del mundo (español) se han posicionado en contra de los famosos y antiquísimos bastoncitos para las orejas, alegando que son malísimos y que, casualmente, hay que utilizar productos destinados para la limpieza del conducto auditivo. Varias dudas me surgen: ¿Qué podemos hacer ya todas las generaciones que hemos caído en el mal vicio de los bastoncillos? ¿Qué va hacer la industria del bastoncillo ante esta descarada descalificación? ¿En qué podremos emplear ahora estos simpáticos palitos? ¿A quién se le ocurrió la brillante idea de poner un poquito de algodón en los extremos de un palito de plástico? No creo que nadie haya pensado en las terrible consecuencias que esta afirmación médica, este apoyo descarado a la industria farmacéutica, puede ocasionar. 

Otra conspiración, por hablar de otra puesto que estoy convenciada que como anda el mundo ultimamente debe de haber miles, es el tema de la relación entre los análisis de sangre y las bebidas lacteas anticolesterol. Hace años cuando te detectaban un alto nivel de colesterol (del malo)  en sangre te preguntaban que comías y acto seguido te prohibían que te comieras el cochinillo de los domingos, renunciaras a la tabla de quesos de cada noche y redujeras el consumos de pastelitos. Ahora te manda Danacol o derivados. Está claro: Danone ha untado a los laboratorios de análisis clínicos y a todos los médicos de familia para que mientras unos modifiquen los datos del colesterol, los otros receten las bebidas como si fueran jarabes. Lo mismito que sucedió con el Aquarius, que está tan institucionalizado médicamente que en cuanto te duele un poco la barriga te pones a beber bebida isotónica como un loco. 

Estamos rodeados de ellos, pero no nos damos cuenta. No te sorprendas si un día vas al médico y te dice que te eches Aquarius o Danacol en las orejas y te bebas Audispray. O viceversa. 

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