miércoles, 28 de enero de 2009

Amor verdadero

Ser la chica en una relación es duro porque los arquetipos nos persiguen y es difícil quitarselos de encima. La mayoría no hemos podido evitar montarnos en la cabeza la idea del amor romántico iniciado desde nuestra más tierna infancia con Blancanieves, pasando por la feroz adolescencia con Romeo y Julieta (versión cine por supuesto de Baz Luhrmann) hasta la sosa adultez con pelis tipo Nothing Hill, Novia a la Fuga... La realidad del amor, el amor verdadero que susurraba el amante de La Princesa Prometida, viene cuando vives, convives, discutes y ves las cosas como son. Nunca nadie nos contó que pasó con esas parejas de cuento y cine. La imagen que se queda en nuestra retina es la del chico perfecto, con las frases perfectas y los regalos perfectos. Pero en la vida, no hay guionistas, ni atrezzo, y los chicos no son chicas. Y aunque casi todas nos hemos dado cuenta de esto (a la fuerza ahorcan) y les queramos tal y como son (a la fuerza ahorcan), en el fondo esperamos que salga el Hugh Grant que llevan dentro, de vez en cuando. 

El moreno que no tiene de eso y sus intentos por hacer o decir algo que parezca principesco azulado, se queda en un morao tirando a verde pocho. 

Sus declaraciones "románticas" son del tipo: "Pues fijate que he pensado, que no estaría mal casarnos". Te lo dice desde el sofá en pijama. Pues chico, así dicho... como que no te entran las ganas.  

Y la mejor del mundo: "Tengo muchas ganas de verte para ignorarte un rato en casa pero saber que estás". Ante la expresión de mi cara (que pudo ver incluso a través del teléfono), añadió a la frase: "...y hacerte caso luego". Uf, por los pelos. 

¿Cómo no quererle? Si eso no es amor verdadero... que baje Cupido y lo vea.

martes, 27 de enero de 2009

Cualquier parecido con la improvisación es pura causalidad

Debería hacer más caso de Konstantin Stanislavski. Improvisar más. Pero por más que lo intento, no lo consigo. Casi empieza ya febrero y yo ando planificando el año como si nada hubiera aprendido de los pasados. Pero el otro día me di cuenta que estaba peor de lo que creía. Desde fuera me observé y me di miedo. Sobre la mesa de la oficina, una agenda. En el salón de casa un calendario. En la nevera, el mes imprimido. Hasta ahí sería todo más o menos normal, a no ser que os diga que:
 - En la agenda apunto ¡todo! Planes, posibles planes, planes que no ocurrieron al final, recetas, obras de teatro, discos, libros, estados de ánimo, citas de médicos... ¡Todo! 
- En el calendario del salón, más planes, cumpleaños, eventos varios...
- En el mes de la nevera, lo que vamos a comer cada día. 
Como soy una neurótica, cada domingo (q fijate si no habrá otras cosas para hacer como limpiar los azulejos de la cocina) me dedico a abrir una y otra vez la nevera, el congelador y la despensa para mediante un inventario por fechas de caducidad y apetencias y antojos culinarios, hacer los menús de todas las noches de la semana. Por supuesto en todo esto el moreno, cuyo plato estrella son los burritos Old El Paso "y no se te ocurra criticarlos!", no pincha ni corta en este proceso de creación-planificación. De esa forma, y guiándose por la biblia-calendario de la nevera la rubia no hiperventila cuando se da cuenta (alguna vez ha pasado) que quería hacer tortilla y no tenía huevos. Si algo falta para esos menús, se apunta para comprarlo y evitar disgustos e improvisaciones, que como decía no se me dan bien. Yo si no planifico, la pifio. 

Pero mi cabeza va más allá y el otro día me pillé planificando en la vuelta a casa, lo que me iba a poner de ropa al día siguiente. Así se pierde menos tiempo. Esto es nuevo y seguro que se debe a que de vivir con un ingeniero todo lo malo se pega y ahora además de planificar, optimizo. Hay que joderse. Bastante tenía ya con combinar las bragas con los calcetines, con los jerseys , los pantalones, las gafas, el abrigo y los zapatos (¿veis q estrés?) como para ahora pensarlo con 12 horas de antelación, mientras compro los huevos que me faltan, felicito a quien toque ese día y me aguanto porque si la rubia del domingo dijo que hoy había coles de bruselas para cenar, te tienes que aguantar y punto. Bastante tiene la pobre con lo suyo. 

domingo, 18 de enero de 2009

Cosas que sólo me pasan a mi

Por la tarde en la oficina no hay secretarias y las llamadas las atendemos entre todos.

Ring, ring.
La pilla un compañero.

¡R! Es para ti. Tu chico.

Rubia: "Hola amooorr!!!!"

Al otro lado del teléfono una voz desconocida, no. Diferente, seguro.
Era uno de los grandes jefes.

Ups.

Tierra trágame.

Él hizo como si nada hubiera pasado. Y empezó a dar órdenes.

Ojalá entendiera otra cosa, como amo aunque tampoco queda muy bien...

martes, 13 de enero de 2009

Incubando

Lo noto. Y con estos fríos no me extraña. Una que se creía libre de bichos malos este invierno. Ja! Cada vez que escucho una tos en el metro (por supuesto sin taparse la boca) o siento un estornudo en mi nuca, me echo a temblar. ¿Seré la siguiente en caer? Entonces empieza la psicosis. Empiezo a hacerme un escaner mental de todo mi cuerpo para averiguar el estado en el que está. ¿Me duele algo? 

- La cabeza: me duele un poco, las sienes... Y siento calor. 
- El cuerpo: lo tengo cansado, me duele la espalda (eso no es nuevo) y noto escalofríos, ahora calor, frío, calor...
- Mocos: no, de momento.
- Tos: tampoco
- Dolor de garganta: nop.

Definitivamente, o soy una perfecta hipocondriaca que de tanto pensarlo lo he somatizado, o he pillado un bicho de esos. La prueba llegará esta noche o mañana. A ver quien llevaba razón. 

miércoles, 7 de enero de 2009

Descoordinada

Una de las cosas que ha traido el año, junto con los regalos de los Reyes más majos, el ácido úrico por las nubes y el frío invernal, han sido las promesas. Esos planes de futuro (redundo con conciencia, tranquilo Dragó) para este 2009 que se presenta nuevecito y sin estrenar. 

Entre mis promesas se encuentra una que empezaba hoy: yoga dos veces por semana. Y voy a ir. 
Lo juro. 
Bueno, lo prometo.
Vamos que voy seguro.
Salvo que pase algo. Importante. Algo. 

No! Sin excusas! Mi máxima motivación es haber pagado tres meses por adelantado (anda que no son listos los yoguis) y la falta total de descordinación de mi cuerpo, junto con mi dolor de espalda crónico. 

Pues bien, hoy fui a mi primera clase y soy alumna destacada. Por lo mal que lo hago. Menos mal que la profa dijo que nada de competiciones que si no... 
Pues sí, soy el mejor ejemplo para todas de lo que NO se debe hacer. Y es que mis músculos y huesos tienen vida propia y mi cerebro perdió la batalla hace tanto que no sabe cómo decirles que se muevan. 

Además creo que no tengo diafragma, que yo nací sin eso, y esa es una de las causas por las que no respiro. Porque para quienes no lo sepan, mi padre y yo somos dos seres especiales que nos mantenemos sin respirar. Habitualmente no lo hacemos sin darnos cuenta pero a veces que nos percatamos del extraño poder, nos entra la ansiedad y no hay forma de recuperar el aire que nos sale de los pulmones o meterlo, no se. El caso es que como soy así de rarita, cuando a mi me dicen que meta el diafragma, yo meto la tripa. Que me dice que estiro las cervicales, pues yo... no hago nada. Bueno yo no, mi cerebro que no hace lo que debe: mandar. 

Sin yo saberlo me he pasado casi 30 años moviendo las cosas que no debía. Por eso nadie quería bailar conmigo en las fiestas de fin de curso; por eso nunca he podido hacer esa cosita graciosa con la lengua; por eso beso al revés y ando raro; parezco un brontosaurio por las cervicales salidas de mi cuello y cuando el moreno me dice "dame la mano" yo le doy el pie que es más sano.

Hasta haciendo chistes ando descoordinada.