Cómo pasar una tarde entre amigos o Taller de Repostería en la Cocina de
las Maravillas
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Parece que merendar es de niños. ¡Pues no! Merendar es de todos los que les
suenan las tripas a partir de las 17 de la tarde. Y eso reivindicamos en el
últ...
lunes, 24 de noviembre de 2008
De espaldas
Me duele la espalda. Será porque tengo una interrogación en vez de una columna. Cuando me estaban haciendo (allí en la fábrica de bebés) no sabían que vértebras poner y al final se quedaron y me quedé con la duda. Con este panorama me planté el viernes en la consulta de un fisioterapeuta que viene tratando a mi padre. Y ahí empezó todo. Este hombre, a partir de ahora, mi gurú. Me enseñó a sentarme, ya que debe ser que en estos 26 años nunca lo he hecho: me despanzurraba. También me enseñó a respirar, ya que hay veces q no lo hago, ni bien, ni mal, simplemente dejo de respirar (o eso creo yo). Después desde el dedo pequeño del pie hasta la cabeza, me dió una paliza. Sí, una paliza. Y es que todas esas veces que no le he dicho al tipo del metro que deje de empujar, esas veces que te quedas con las ganas de decirle a alguien que no lleva razón o que se vaya a la mierda... se enquistan en el cuerpo y la única forma de sacarlos en a base de manos mágicas, paciencia, relax y dolor, mucho dolor. A pesar de que le gritaba con todas mis fuerza q parara (yo que nunca me quejo, aquí pierdo los papeles), mis piernas se estiraron donde quizás nunca antes habían llegado. Parece ser que incluso las tristezas las guardo en un punto en el pecho, que mi gurú se encargo de atacar con tanta saña que ahora cada vez q me toco ahí, no se si reir o llorar. Salí satisfecha, después de pagar por tener la espalda como un tomate raf. Al día siguiente, apenas me podía mover. Hoy ya se me está pasando. Como a las madres se me olvidará el dolor para poder volver esta semana. Sino, me veo que no entro y en vez de al misticismo, me doy a la bebida.
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