Como dicen los franceses, que hasta para eso son finos. El verano ralentiza el tiempo, el aire y el pasar de las horas se vuelven espesos. En septiembre los días cada vez más cortos provocan jornadas más largas de viejos y nuevos proyectos. Cuando llega septiembre... empieza de nuevo el ritmo, el año y para mi, el buen tiempo. Llegan los coleccionables, los atascos y las novedades literarias. Este año septiembre ha venido acompañado de cambios, cambios que dan vértigo y que suenan a locura pero que suenan bien. El moreno y yo volvemos a la universidad. Nos saltamos a la torera el miedo a la crisis y decidimos que a veces, a pesar de la coyuntura internacional y nacional, hay que arriesgarse. Quizás dentro de un año veamos que nos confundimos en nuestra elección o quizás no. De momento no se sabe. Lo que de momento sabemos es que parecemos algo mayores que los pipiolos de la universidad pero seguramente también seamos algo más sabios.
El otro día cuando fui a hacer la matrícula y llevaba mi solicitud de beca para desempleados que tan amablemente nos ha puesto a disposición Zapatero para todos aquellos licenciados sin empleo para que estudiemos más y mejor (y con suerte nos vayamos a otro país a trabajar), me dio penilla ver las caras de ilusión de los estudiantes de primeros cursos. ¿Quién va a saber a esa edad qué te deparará el futuro? Yo me veía muy distinta a cómo soy ahora. Creía que la vida era estudiar, trabajar, tener un hijo, trabajar, quizás casarte, viajar en verano y trabajar. Mi vida en cambio ha sido diferente, quizás por las circunstancias: estudiar, trabajar, pararte, estudiar... y quien sabe. Ah! Y bajar al perro, que eso lo hago mucho.
De momento ha llegado septiembre y en el colegio de enfrente ya están los niños sentados en sus pupitres. Pronto estaremos el moreno y yo igual. Una casa con olor a lapices y cuadernos nuevos. Y un nuevo coleccionable para empezar. Todavía no me he decidido entre las chapas de policías americanos o los billetes de lotería antiguos.
Cómo pasar una tarde entre amigos o Taller de Repostería en la Cocina de
las Maravillas
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Parece que merendar es de niños. ¡Pues no! Merendar es de todos los que les
suenan las tripas a partir de las 17 de la tarde. Y eso reivindicamos en el
últ...
1 comentario:
¡feliz vuelta al cole!
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