Y es que hay que ver lo que da de si un evento empresarial, para ser exactos una Cumbre de Directivos. Imaginadme yo, hay, tan chiquita, tan joven, tan rubia, tan chiripitiflautica y tan mileurista, codeándome entre altos ejecutivos. Menos que iban de "casual".
Por su culpa, un montón de días sin inspiración, sin tiempo para escribir.
Pues bien, te cuento. Yo sólo trabajo a destajo un par de veces al año. El resto es calma chicha con leves marejadillas. Esta semana tocó nubarrón. Y no estoy acostumbrada. Mi cuerpo está ya hecho a trabajar poquillo, lo justo, lo que dan mil euros al mes, vamos.
Pero empecemos por el principio. Hubo cambios hace una semana y fui absorvida cual pelusilla por los temibles (y nada bien vistos) Recursos Humanos (Homínidos a partir de ahora). Y es que estoy en una de esas empresas que creen que la comunicación cuanto más dependiente de una jerarquí rígida y vertical, mejor. Asi que ahora me paso el día informando a mi superior que informa a su vez a su superior que informa al suyo, que hay que publicar una mierda de noticia informando a los curritos que ya pueden pasar a recoger sus tarjetas del 5% de descuento en bastoncillos para las orejas.
Además me dejaron sin compi justo cuándo más la necesitaba (no sabes cuanto te eché de menos, snif) y auqnue todo salío bien porque una es ante todo (rubia, mileurista...) una profesional de metro cincuenta y poco. Pero estoy cansada, muy cansada.
Me cansó:
- el estar rodeada de directores con modelitos sport (es decir polos y camisas de cuadros) y tú con tacón y tan fina. Tan mona ella.
- el que te necesiten para todo (¿cómo habrán llegado a ser jefazos? Ah, sí, justo pot eso)
- el que te pidan omnipresencia (y yo, aunque sigo practicando, no me sale).
- que justo al moreno le sacaron una muela y perdió el juicio.
- que Otto se bebió un litro de leche (o dos o tres) y me tiré una hora limpiando su dolor de panchita.
- enterarme (aunque siempre te lo imaginas) que los jefazos no tienen corazón.
- saber lo que ha costado la "Cumbre". Por mi y si tanto problema de ingresos tienen la próxima reunión que la hagan en la oficina, coman de menú en el bar de la esquina y de recuerdo se lleven un boli. Y a dormir al hostal Maruja.
Yo ahora cuento los días para irme con el moreno a tierras bávaras a comer salchichas, beber cerveza (o cocacola que tb es muy típico) y darnos besos al hostal Marujen.
Estoy muy cansada y me merezco un regalo.
Quizás esta tarde me regale un momento de felicidad absurda: tomarme un chorro de leche condensada.
Cómo pasar una tarde entre amigos o Taller de Repostería en la Cocina de
las Maravillas
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suenan las tripas a partir de las 17 de la tarde. Y eso reivindicamos en el
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